23/4/08

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3 comentarios:

  1. Anónimo3/3/09, 6:02

    Día del perdón. Es el día imposible. Es el día del perdón imposible,el perdón solo perdona lo imperdonable. Pero si es imperdonable, es imposible de ser perdonado. Por eso, el perdón solo vale en tanto perdona lo que nadie perdonaría. Si así no fuese, no tendría el valor fuerte del perdón. Si a mí me resulta razonable dar el perdón, ya no es perdón, porque lo maticé, lo hice posible. Si me convenzo de que algo es perdonable, entonces no es perdón. Solo aquello que escapa a mi posibilidad real de dar el perdón, o sea, lo imperdonable, es aquello digno de perdonar. Aquello que no sería razonable, aquello que yo daría aun en contra de mí mismo. Por eso, es el perdón imposible, siempre que entendamos que a partir de esa imposibilidad, se produce un cambio, el perdón se vuelve como un horizonte inalcanzable, algo posible y necesario. Como una luna que ilumina la noche. Como una utopía. Se la sabe, por definición, irrealizable, pero en ese acto se vuelve posible en tanto tiñe nuestras acciones cotidianas.
    Si yo me arrepiento de todos mis errores y males, y espero el perdón, estoy haciendo economía del perdón: me arrepiento para ser perdonado; o perdono, para generar arrepentimiento. Pero el perdón es un don, y un don no busca reciprocidad. La reciprocidad también es una relación económica.
    Si solo merece el perdón aquel que lo solicita, no es perdón, no es don. Es intercambio. Está muy bien exigir la conciencia del error como un intento primero de disculpa, pero también es importante vislumbrar la conexión entre la lógica del cálculo y los crímenes a los que nos referimos. Los genocidios no son un producto del hombre prehistórico, sino del mismo hombre que con su razón construye la historia.

    Perdonar lo imperdonable es salirse de toda esta lógica del intercambio. Es poder pensar de otra manera.

    El perdón es gratuito, no busco nada del otro. Es como la amistad, un dar sin pedir nada a cambio. Es como la comunidad, un deber para con la falta del otro. El perdón no es la justicia
    De lo que se trata es de pedir perdón por aquello de lo que yo sé que no puedo arrepentirme. Y en ese acto, algo se rompió.

    PARA PENSAR.....ME GUSTARIA SI SE PUEDE PUBLICAR....ME PARECIO INTERESANTE PENSARLO ASI

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  2. Anónimo3/3/09, 6:13

    Día del perdón. Es el día imposible. Es el día del perdón imposible,el perdón solo perdona lo imperdonable. Pero si es imperdonable, es imposible de ser perdonado. Por eso, el perdón solo vale en tanto perdona lo que nadie perdonaría. Si así no fuese, no tendría el valor fuerte del perdón. Si a mí me resulta razonable dar el perdón, ya no es perdón, porque lo maticé, lo hice posible. Si me convenzo de que algo es perdonable, entonces no es perdón. Solo aquello que escapa a mi posibilidad real de dar el perdón, o sea, lo imperdonable, es aquello digno de perdonar. Aquello que no sería razonable, aquello que yo daría aun en contra de mí mismo. Por eso, es el perdón imposible, siempre que entendamos que a partir de esa imposibilidad, se produce un cambio, el perdón se vuelve como un horizonte inalcanzable, algo posible y necesario. Como una luna que ilumina la noche. Como una utopía. Se la sabe, por definición, irrealizable, pero en ese acto se vuelve posible en tanto tiñe nuestras acciones cotidianas.
    Si yo me arrepiento de todos mis errores y males, y espero el perdón, estoy haciendo economía del perdón: me arrepiento para ser perdonado; o perdono, para generar arrepentimiento. Pero el perdón es un don, y un don no busca reciprocidad. La reciprocidad también es una relación económica.
    Si solo merece el perdón aquel que lo solicita, no es perdón, no es don. Es intercambio. Está muy bien exigir la conciencia del error como un intento primero de disculpa, pero también es importante vislumbrar la conexión entre la lógica del cálculo y los crímenes a los que nos referimos. Los genocidios no son un producto del hombre prehistórico, sino del mismo hombre que con su razón construye la historia.

    Perdonar lo imperdonable es salirse de toda esta lógica del intercambio. Es poder pensar de otra manera.

    El perdón es gratuito, no busco nada del otro. Es como la amistad, un dar sin pedir nada a cambio. Es como la comunidad, un deber para con la falta del otro. El perdón no es la justicia
    De lo que se trata es de pedir perdón por aquello de lo que yo sé que no puedo arrepentirme. Y en ese acto, algo se rompió.

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  3. Anónimo3/3/09, 6:16

    ¿El escritor, sólo vale cuando edita sus textos en tiradas de miles de ejemplares o sólo lo hace por oficio?

    Uno escribe, en realidad, para la gente cuya suerte o mala suerte, uno se siente identificado: para los rebeldes, los maldormidos, los descalzos y humillados; pero la mayoría de ellos, no saben leer y entre la minoría que sabe ¿cuántos disponen de dinero para comprar un periódico?

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