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La figura del “negro” Dolina repercute en estos ámbitos de la geografía de un modo singular. Para los toldenses, o baigorritenses, su existencia es apropiada como la de un coterráneo que en su magia ha logrado triunfar. Como un amigo o conocido que ha sido reconocido por los grandes medios, cada vez que se lo escucha hablar o nombrar a Los Toldos o Baigorrita, aquí los oyentes se codean, se miran, o se piensan, en la soledad, y se relajan llenos de orgullo de saber que entre ambos, se reconocen. Pero Dolina… ¿Nació en Baigorrita? ¿En Morse? ¿Se siente él parte de nosotros como nosotros lo sentimos a él? La novelesca cuestión, de la que él mismo se ríe, en nuestras pequeñas localidades a veces, es de vida o muerte. Y entre otras cosas, de eso hablamos.
El autor del libro “Crónicas del ángel gris”, que cuenta con más de quinientos mil ejemplares vendidos, nació en realidad en la ciudad vecina de Morse, en el año 1945, a pesar de que en su documento figura Baigorrita como el lugar natal.
-¿Cómo fue esta historia? ¿Se trató de una casualidad, un incidente o un capricho?
-Mi madre, Delfa, quería que yo naciera en Baigorrita porque mi bisabuelo fundó el pueblo. Pero cuando llegó el momento, Doña María, la partera, estaba en Morse. Entonces mi madre, sin quererlo, se tuvo que trasladar a Morse y allí nací yo.
-¿Y cuál es su relación con Baigorrita?
-Tengo mis parientes y he pasado algunos veranos, pero nunca viví allí. Vamos muy, muy de vez en cuando. Hace muchos años que no voy ahora. Y si tenemos relación con los parientes pero más que nada porque ellos vienen acá.
-¿Qué recuerdos rescata de aquellos veranos en Baigorrita?
-Lo que me ha marcado no es tanto el lugar sino la gente. Además, en mi familia se habla como se hablaba allá, con la entonación de la pampa húmeda. Yo no profeso el lenguaje porteño al hablar, aunque me crié en el barrio de Caseros.
- Y hablando de la gente: ¿encuentra alguna diferencia particular entre los porteños y las personas que viven en localidades más chicas?
-No sé, yo no tengo esa superstición. La gente del interior está más preocupada en creer cosas acerca del lugar de nacimiento. Yo he encontrado imbéciles en todas partes. En Buenos Aires no me preguntan nunca donde nací, en cambio cada vez que voy a cualquier pueblo del interior es una cuestión de vida o muerte donde uno haya nacido. Yo creo que es importante pero no tanto.
- ¿Conserva amigos?
No, solo mis parientes viven allí.
-¿Viviría en un pueblo?
-Sí, podría ser. No me molestaría, no tengo mucha superstición al respecto. He estado bien en muchos lugares, incluso en otros países. Desde luego yo atiendo mis negocios en capital, las incomodidades vendrían por ese lado. Pero los pueblos de la provincia de Buenos Aires se me acomodan muy bien, me gustan mucho.
-¿Qué cosas le gustan?
- Me gusta su discurso, su forma de hablar y de pensar. Es un modo que no encontró un adecuado espejo en los medios masivos todavía.
Cuando se ha hecho algo relacionado con el interior se cayó en una especie de criollismo o gauchesco tardío. Y no es así, no es así…
A pesar de abstenerse a establecer diferencias, se entusiasmo con una descripción en la que elogia “la tendencia a la economía en el discurso del interior de la provincia de Buenos Aires, sencillo y rico” y suma la manera de “ejercer la amistad, de trabajar los amores y de contar la propia vida con cierta ironía”, cualidades que en la gran ciudad no ha encontrado.
Y asegura: “El porteño es mucho más grandilocuente que los habitantes de la pampa húmeda y al mismo tiempo su discurso es más pobre, porque se encuentra más cautivo de los medios. Toman frases de los tipos de la televisión como: ‘A nivel afecto’, ‘están en tratativas’. Palabras presuntuosas y de pésimo gusto.”
-¿A qué atribuye esta característica?
-A que la gente aprende a conversar, cuenta con más tiempo para hacerlo. Pero la influencia de la televisión no es tanta y eso ya es decir mucho.
Por otra parte, hay muchos menos locos. El promedio de locos por cuadra en Capital es mayoritario. La locura lisa y llana, no estoy haciendo ninguna metáfora. Los tipos que están enajenados, tipos que pasan corriendo y gritando. Eso tiene que ver con la ciudad.
-¿Y encuentra algún punto en contra?
-En Baigorrita estamos más relacionados con los de Junín, por cuestiones comerciales, porque está la ruta, por diversión y por proximidad. Van los muchachos a bailar y a pelearse a Junín. Y muchas veces voy yo a Junín y no a Baigorrita y me encuentro con los parientes de Baigorrita en Junín… Junín está lindo.
Lo que sucede allí, que no se si en Los Toldos es igual, es que existe cierta cofradía de supuestos iluminados que es más impenetrable que la elite de la Costa Azul. En definitiva, es más difícil integrarse al ambiente de los macanudos juninenses que ser admitido en un Palacio europeo.
-¿Conoce Los Toldos?
-Muy poco. He ido alguna que otra vez. Ahí andaba mí tío Santos Balbi… Los Toldos cuenta con algunas circunstancias especialmente señaladas, me refiero a Eva Perón, los indios, cuestiones que le dan mucho más colorido de lo que puede tener Baigorrita. Además del tamaño.
-Mencionó a Evita, ¿admira a algún político?
-Yo soy peronista, en muchas ocasiones me he alineado a los peronistas. De todos modos, nunca estuve afiliado. Tampoco me interesa el partido ni la doctrina oficial. Cuando digo que soy peronista quiero decir que estoy a favor de los pobres. Un hombre interesante en la historia fue Perón. Pero en general admiro a pensadores, escritores y artistas, más que a políticos.
Multimedia
“Yo hago el programa que a mí me gusta, ni siquiera sé si hago un programa de radio”, confiesa el conductor, ex – publicista y escritor Alejandro Dolina sobre su audición “La venganza será terrible”.
Hace 35 años que Dolina se inició en el ambiente radiofónico, pero este verano protagonizó un cambio de emisora para muchos polémico, no por la ruptura de contrato con Continental sino debido al perfil ideológico de su destino, Radio 10. Sin embargo, el traslado no embarró su tradicional éxito de las madrugadas en el éter. La fila de oyentes para ingresar a la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza, desde donde se puede presenciar el programa en vivo, sigue siendo multitudinaria. Y es más que entendible.
Dolina ingresó al mundo de la radio con el programa “Demasiado tarde para lágrimas”, que conducía junto a Adolfo Castello. Antes había publicado en las revistas Satiricón, Humor y Mengano, fue según su definición un “mediocre” publicista y un “pálido estudiante de Derecho”, además de haber tenido en 2003 un programa de televisión en canal 7, “Bar del Infierno”. Además, publicó tres libros y en 1998 estrenó su opereta “Lo que me costó el amor de Laura”, que luego editó en CD.
Su pasión por la música lo acercó a tomar clases de piano y de bandoneón y a ser identificado como un conocedor de tango.
Así, muestra una variada producción artística en constante movimiento.
-¿Cuál es su próximo proyecto laboral?
-Acabo de terminar una obra de teatro. Una vez que finalicemos con el casting comenzamos con los ensayos y, creo que a mediados de año, la estrenamos.
- ¿Cómo será la obra?
-Es una comedia con música, no es un musical, porque es algo que no sabría hacer. Pero hay música: tango, canciones argentinas.
La historia transcurre en Moscú (Rusia), en la época de Stalin, es una especie de sainete muy particular.
El episodio central es el de un enamorado contrariado y antisocial y si hay un tipo que no le conviene a un régimen de proyectos colectivos es un enamorado.
Dolina asegura que la “comodidad” la encuentra en su programa de radio, actividad que considera más fácil gracias a la improvisación y a que “las palabras no quedan plasmadas, se las lleva el viento”, pero sostiene que ama muchísimo más la escritura y no podría prescindir de ella, a pesar de su rigurosidad.
El autor de “El libro del fantasma” tiene dos hijos, es soltero, actualmente vive en el barrio de Núñez y es hincha de Boca, aunque desliza que prefiere jugar, antes que ser espectador en un partido.
Al finalizar la entrevista, Dolina se declara “dolorosamente agnóstico” con un deseo insatisfecho de creer. Y se va con sus discos y monólogos bajo el brazo para una nueva emisión de su programa de radio, mientras los espectadores esperan ansiosos entrar a la sala.
el negro Dolina no es un orgullo para nosotros los baigorritenses, ya que nunca vivio en nuestro pueblo y jamas se sintio partedel mismo.
ResponderEliminarVale aclarar que si existieron y existen muchas personas que no poseen fama pero que si hicieron cosas importantes por Baigorrita.
Saludos
Quién lo seguía en la radio y en sus inicios,veravel profesor Vicente Arquímides Tadeo de la Universidad Popular de Wilde. Había una frase del "Ángel Gris" qué lo marcó va fondo. !Todo lo qué hace un hombre es para cautivar a una mujer...!
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