Nombre completo: Héctor Alberto
Greppi
Edad: 48 años
Profesión / Oficio: Pintor, pinto casas.
Color favorito: El rojo porque soy
hincha de Independiente
Un músico especial: No está, ya murió:
Sandro.
Una persona querida: Mis hijos que son
cuatro: Micaela, Agustín, Delfina y Evelyn.
Qué es lo que más le gusta hacer: lo que más me gusta hacer es viajar, pero no lo hago.
Pueblo o ciudad: me gusta Los Toldos
Un lugar en el mundo: mi país.
Algo en lo que anda pensando en estos días: me preocupa la situación económica que a veces se me complica, entonces
la cabeza a veces la tengo puesta ahí. Hace un tiempo atrás me habían sacado la
asignación familiar y la preocupación era cómo pagar la luz, el canal y esas
cosas. Pero ahora ya me la devolvieron.
Un
regalo que le gustaría recibir: Una computadora para mis hijos, para que
ellos trabajen.
¿Una
palabra que diría que “no sos”? Ladrón.
¿Qué utilidad encuentra en su oficio para
la sociedad?
Si una persona hace una casa y la tiene que pintar mi trabajo es útil entonces
para la sociedad.
¿Un referente en tu profesión? Un referente, varios: Elordi y Maldonado, Cohelo que trabaja muy bien el
barniz.
SOBRE
LOS TOLDOS
¿Cómo
ve a la gente de Los Toldos? La gente de Los Toldos es muy solidaria.
Buena, si vos precisás algo están.
¿Cómo
ve el presente de Los Toldos? Lo veo bien pero, claro, está todo quieto,
los negocios medio vacíos.
¿Qué le
parece que le falta a Los Toldos para estar mejor? Más fuentes de
trabajo, empresas algo de eso.
¿Una palabra que signifique Los Toldos? Paz y libertad.
¿Una persona de Los Toldos? Cristina Demarchi,
una amiga, y Osvaldo Martínez.
¿Algo que quieras agregar? Antes de empezar
la nota nos decías que querías contarnos sobre tu historia de vida…
Me crié en la calle. Yo vivía en Remedios de
Escalada, en Lanús, y era chiquito y vivía en la calle. Pasaba el patrullero y
me llevaban a dormir a la comisaría y al otro día me dejaban salir. Había una
verdulera, Doña Rosa, que me daba el café con leche. Mi mamá era alcohólica y
estaba postrada en una cama. Mi papá se había muerto de una embolia cerebral
adelante mío que todavía, a pesar de los años, me acuerdo de ese momento. Después pasó el tiempo, mi mamá encontró un
hijo que vendría a ser hermanastro mío, también alcohólico. Fuimos a vivir con
él. Y ese desgraciado me hacía caminar todo el día por la calle pidiendo plata.
Y capaz que de Lanús a Monte Grande, no sabés lo que era. Por eso cuando
trabajé en OCA no tuve problemas en caminar. Y caminaba 50km por día y, a
veces, un poco más. Y él me llevaba a pedir plata por la calle por todo el
conurbano para comprarse vino. Después interviene una tutora y me pone bajo
Juez de menores, a mi mamá la ponen acá en la Granja. Yo aprendí a leer a los
11 años gracias a la hija de la tutora que es mi hermana del corazón que tengo
en Buenos Aires. A mí me mandan a un
colegio de monjas a La Plata y yo estoy un año en el colegio. Cuando salgo de
vacaciones me traen a Los Toldos para ver a mi mamá. Así conozco Los Toldos y
me gusta el pueblo. Entonces me ponen en la Escuela Hogar, calculo que tendría
12 o 13 años. Estuve tres años pero la directora decide por cuenta de ella
mandarme a Buenos Aires, a Punta Lara. En Punta Lara me llevan a un colegio
donde crecí bastante, ya era 1979, en ese año terminé séptimo grado. Pero ahí
aprendí mucho, maduré, me he comido algún cachetazo por contestarle al cura,
que a veces te hace falta. Me dejaban salir a trabajar afuera, me ganaba mi
plata. Me llevaron a conocer la costa, al que tenía buena conducta siempre le
daban premios. A los 18 tuve que dejar el colegio y vuelvo a lo de la tutora y
empiezo a buscar trabajo, eran épocas difíciles, y en eso salta lo de Malvinas.
Encuentro trabajo en un supermercado, siete años trabajé. Conocí muchos amigos,
me compré un terreno… Después trabajé en
una recapadora y me compré un auto sin saber manejar, aprendí solo, un Fitito.
Entre eso hago la secundaria nocturna, estaba haciendo “Perito en acción
social”. Pero tenía que trabajar y estudiar
y había cambiado de trabajo y tenía turnos de noche y rotativos y un franco
solo. Entonces no podía y dejé de estudiar. Después entré en OCA, donde trabajé
4 años. Pero en ese interín de la secundaria conozco a la que es mi señora.
Después me caso y me vengo a vivir a Los Toldos en el año 1996. Al año
siguiente nace Micaela y en el 2000 nació Agustín, en 2007 nació Delfina y 2009
nació Evelyn.
¿Considerás que tuviste una infancia
triste? Tuve una infancia complicada. Cuando me empezó a
dar de comer la tutora, yo estaba en la calle y no comía, cuando me empezaron a
alimentar me llené todo de granos, no me he muerto…. También me llevaron a Puente
12, en Ezeiza, caminando.
¿Qué es Puente 12? Cuando vino Perón y fue la matanza esa, yo era chico. No sabés lo que fue
volver caminando de Puente 12 a Lanús.
¿Qué recordás de ese día? Me acuerdo que cuando íbamos caminando la gente le gritaba “¡No lleves
al chico, no lleves al chico!” Pasaban las ambulancias, veía caer los vagos de
arriba de los eucaliptus… Cuando empezaron a los tiros se me tiraba la gente
encima, me cubrían. Yo tenía unos zapatos que eran las Guillerminas que eran de
mujer, eso era ser pobre, y perdí un zapato y anduve todo un día descalzo.
¿Y quién te llevó? Este tipo, mi hermanastro, que nunca más vi. Tengo una hermana que no
conozco, más grande que yo, que se fue de la casa, todos de distinto padre.
¿Cómo era vivir en la calle? ¿Qué era lo peor? ¿Tenías miedo? No, miedo ya no. Me acuerdo que
estaban los autitos de chapa y yo le robaba los juguetes al pibe de al lado. Y
hoy por hoy menos mal que no se me pegó eso.
Te escucho hablar y pienso que a pesar de
todo pudiste superar esas situaciones… Porque siempre tuve gente buena que se cruzó en el camino. Los tuve a los
Etcheperestou acá en Los Toldos, gran familia. Lo tuve al Flaco Martínez, a su
hermana, a su mujer. Después conocí a Cristina Demarchi, siempre gente buena. Y
me pude desarrollar bien, solo, cuando salí de los colegios era parco.
Lógicamente, no es lo mismo estar encerrado que estar en la calle. Cuando
empiezo a hacer la secundaria cambio, ahí me despierto y ya empiezo a ser otra
persona. Pero nunca me peleé con nadie más allá de algunas discusiones. Pero es
jodido, la vida para algunas personas es jodida.
Pensando en los chicos que hoy están en la
calle ¿Vos creés que tuviste suerte? Tuve suerte porque
en esa época no había droga o había pero no tanto. Hoy yo sería drogadicto y
robaría para fumar paco. Son épocas distintas. Hoy la juventud está muy jodida
y más en Buenos Aires.
Vos decías que te gustaría viajar pero no
lo hacés… Claro, me gustaría ser camionero por ejemplo. En
realidad me hubiera gustado ser médico pero bueno… me tocó ser pintor. Por eso
a mis hijos yo siempre les digo que tienen que hacer una carrera porque si no
después van a ser como yo, un pobre
pintor que apenas saca para comer. Y a mi hija le gustan las 4x4, si te gustan
teniendo una profesión vas a tener una 4x4. Limpiando casas no la vas a tener.
Yo te quería preguntar si alguna vez que
viajaste volviste a ver chicos en la calle. Sí, claro
cuando voy a Buenos Aires los veo.
¿Y cómo te parece que se los puede ayudar? Se los puede ayudar pero si el chico tiene muy agarrada la calle por ahí
vos lo llevás a tu casa y te afana… es muy jodido. Yo si fuera millonario haría
obras de bien para sacar a algún chico de la calle. No poner un instituto, sino primero investigar dónde está su
familia, cómo es, y si nadie me da pelota entonces ahí buscarle una familia
sustituta.
¿Es preferible una familia a un instituto? ¡Ah sí, sí, sí! Ahí hoy por hoy en esos institutos te podrís.
¿Y hoy sentís que sos una persona que
encontró la felicidad? Sí. No te digo que estoy
viviendo en la felicidad pero me siento bien. Tal vez no me siento realizado
porque hay algunas expectativas que todavía no están cubiertas. Me gustaría
terminar mi casa, tener un autito. Pero tampoco me siento mal porque yo lucho
para llegar a tener algo.
Me gustó mucho esta entrevista, gracias por compartir un fragmento de esta historia de vida tan interesante. Cristián
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