15/10/10

Proyecto Monumento a la Mujer Originaria

Tres vecinos se hicieron eco de la decisión del Concejo Deliberante de no apoyar el proyecto que reivindica a los pueblos originarios sobre la figura de Julio Argentino Roca. Rosa “Toti” Lui, Jorge Herce Heubert y Juan Carlos Corón comparten su visión al respecto.

“Señores de la guerra”
Por Rosa Lui

A los ediles de mi pueblo:
Deseo compartir unas palabras a propósito de lo que el Honorable Concejo Deliberante ha resuelto sobre este tema que afecta al 70 % de nuestra población en cuyas venas corren sangre mapuche. No creo que ninguno tenga sentimientos de revanchismo hacia la figura de Roca, pero sí deseos de justicia y de que todos asumamos las consecuencias de la Campaña del Desierto. Después de todo, según estadísticas, el 54% de la Población de nuestro país, está compuesta por miembros de Pueblos Originarios. O sea, somos una sociedad mestiza.
La estatua de Julio Argentino Roca no se merece estar emplazada en el lugar que ocupa, frente a la Casa de Gobierno. Y precisamente, reencontrándose con la justicia es la mejor manera de transitar el presente con vistas al futuro. Y si fundamentan que por haber sido Presidente (encima 2 veces) se merece estar allí, la misma o mayor importancia tendrían para erigirse estatuas de personalidades de la Política que no hicieron tanto daño ni se sirvieron del poder para beneficio propio y de sus amigos, como por ejemplo el Dr. Illia que fue ejemplo de mesura y honestidad.
No señores, en tierra mapuche no pueden ni deben defender la figura de ese Señor. Creo que deberían haber hecho una compulsa pública. Y allí hubieran tomado conciencia de lo que verdaderamente estaban decidiendo. Es más, algunas, sino muchas de nuestras calles, e inclusive la Plaza principal debería llevar otros nombres merecidos.
Esa costumbre de que las calles o plazas lleven nombres de señores que hicieron la guerra debería superarse. Es hora que el homenaje sea hacia quienes realmente trabajaron para la gente, para el pueblo. Revisemos nuestra historia y sepamos discernir quien es quien y lo que cada uno nos legó.
Roca y nuestros concejales

Por Jorge E. Herce Heubert

Se ha dicho casi todo, pero aún así no basta sólo con acordar con la columna de opinión publicada en el número anterior de este periódico y ahora con la nota de Juan Carlos. Ante el debate generado a partir de la impresentable sesión del Concejo es imprescindible sumar todas las voces posibles. Permítanme entonces agregar un párrafo.
Un monumento a la Mujer Originaria resulta políticamente correcto, puede advertirse claramente como puede ser defendido por todas las fuerzas políticas locales. Sin esforzarse mucho encontrarán algunos argumentos, por ejemplo el “crisol de razas”, esa fórmula exitosa y eficaz para destruir identidades.
Pero hay algo inevitable: no hay reconocimiento posible a nuestras mujeres originarias sin antes quitar los monumentos a Roca. No hay construcción posible sin antes deconstruir aquel genocidio llamado Campaña del Desierto. Y está claro, lo de Desierto sólo para tener un par de excusas que algunos parecen seguir sosteniendo: casi no había nadie en las pampas y, por otro lado y lo más importante, hacer parecer que aquellas tierras valían muy poco y que por lo tanto podían repartirse entre los grandes apellidos de la sociedad argentina. Muchos de aquellos apellidos siguen estando en los mapas rurales de nuestra provincia o escondidos detrás de los bonitos nombres de nuestras grandes estancias.
Por eso el primer paso es desmonumentalizar, pero tampoco alcanza con llevarse la estatua de Roca a sus estancias o al Espacio Memoria (ex ESMA). Primero deberíamos sacar a Roca de las cabezas de nuestros representantes. Ahí descansa el genocida, montado sobre sus cerebros, intacto y listo para volver a cabalgar en cuanto lo necesiten los terratenientes o sus alcahuetes.
Ese es el monumento a Roca que más me preocupa, el que sobrevive en la cabeza de nuestros ediles.
En el otro seguiremos escribiendo “es preferible un mayo francés a un julio argentino”.

1 comentario:

  1. "Mundo dividido en compartimientos, maniqueo, inmóvil, mundo de estatuas: la estatua del general que ha hecho la conquista, la estatua del ingeniero que ha construído el puente. Mundo seguro de sí, que aplasta con sus piedras las espaldas desolladas por el látigo. He ahí el mundo colonial"
    Frantz Fanon (1961)

    Qué violencia por parte de aquellos/as concejales que decidieron tan sueltamente no apoyar el proyecto. Me da bronca, verguenza, no sé...
    Agradezco a La Manuela estos espacios de reflexión, de descarga, deconstrucción!!
    Aportemos llaves che! Así abrimos la mente y diversificamos los mundos posibles!
    Saludos,
    Pía

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