2/1/10

Las Serenatas Toldenses

por Haroldo Ruquet

Es una vieja tradición de nuestro pago, tal vez por eso resulta algo tan natural. Como las estrellas, siempre estuvieron… y siempre seguirán estando. Por eso casi, ni nos percatamos de su presencia. Aunque con los años han ido menguando un poco. La modernidad seguramente no podrá contra este clásico rito que aúna amistad, música y bebidas espirituosas.

Desde chico he participado en los aprontes, ya que mi papá, el “popular Chiche”, era un cantor aficionado y con su grupo de músicos amigos, a veces salían a cantarlas por nuestro pueblo. Si bien es un gesto bastante espontáneo, requiere de cierta planificación y ensayo. Unos días antes de las fiestas elegían y repasaban el repertorio. Era común verlo al “Pocho” Atadía en esos preparativos. Contar con él para salir a dar serenatas era tener un “as de espada”, que garantizaba el éxito posterior. También había que planear que casas visitar, para trazar un recorrido, pues se sabe que no siempre las familias festejan en su casa, sino que están en la de algún pariente. Así que había que contar con cierta “inteligencia previa” para saber en que lugar se encontrarían aquellos a quienes querían homenajear. También había que organizar bien la hora de salida, y el punto de encuentro, ya que todos estaban dispersos brindando con sus respectivas familias. Otro detalle a tener en cuenta es que las agrupaciones que salen de serenatas, son combos constituidos de manera informal, pues están compuestos por uno o dos músicos profesionales y varios aficionados y amigos que se unen para cantar, además de ayudar a llevar ( y a tomar! ) el producido de la excursión. Dos guitarras, un bombo a veces, y si no me falla la memoria hasta don Walsh con su saxo también anduvo en alguna serenata. Recuerdo que algunos de estos conjuntos estaban engalanados por la presencia de reconocidos artistas toldenses “Cachito” Galli con su inseparable acordeón, “El Zurdo” Hernández, “El Chaguanco”, Néstor Tresols, y por supuesto: “El Pocho” !

También alguno que se animaba a recitar unos versos, allí encontraba su espacio.

En la sobremesa de Navidad, se escuchaba un clásico acorde de guitarra, y una voz fuerte que decía: “Esta serenata es para la familia tal o cuál…” y ahí comenzaban a desgranarse las canciones. Si bien no hay reglas escritas, estas, están mas o menos tácitas: el primer tema se escucha siempre desde adentro de la casa, mientras algún integrante de esta rumbea hasta la heladera, para manotear una botella de sidra o vino, generalmente la recompensa por este gesto. Y no tan habitualmente algún pan dulce o un trozo de lechón asado.

Los “serenateros” siempre permanecían en la vereda, en penumbras y la familia escuchaba desde adentro. Aunque claro está que si había confianza con los músicos, muchas veces se salía para compartir un trago con ellos, y de paso… hacerles algún pedido: “Pocho, ¿por qué no te cantás la del chogüí?”. A veces también se los invitaba a entrar, aunque bien se sabía que la cosa era un: “toco y me voy”. Ya que los cantores debían continuar con su periplo nocturno. Uno del grupo llevaba una o dos bolsas de arpillera, donde se juntaban las botellas.

Y así se iba pasando la noche, regando de canciones el pueblo. “…Esto va dedicado al doctor…” a quién en ese momento se aprovechaba para agradecerle alguna gauchada. En algunas oportunidades los vecinos de toda una cuadra, tenían por costumbre juntarse para compartir las fiestas. Tendían largas mesas en el medio de la calle, allí la cosa cambiaba para los músicos a la hora de la serenata, pues debían cantar cara a cara con los ocasionales espectadores, a plena luz. Entonces los aficionados trataban de “esconderse” detrás de la figura del grupo para pasar lo mas inadvertido posible. Claro que en estas ocasiones las botellas venían al por mayor, e incluido también algún bocado. Las primeras luces del día marcaban el final del recorrido.

Durante las fiestas ¿quién no ha escuchado... o ha salido a dar una serenata?

Alguna vez Fabián Miranda me ha honrado invitándome a participar en alguna serenata. Y así compartir un momento de amistad, canciones y vino…¡ Qué mas se puede pedir !.

1 comentario:

  1. HOLA ES LA PRIMERA VEZ QUE ESCRIBO Y E LEIDO MUCHOS COMENTARIOS CON ALGUNOS ESTOY DE ACUERDO CON OTROS NO,BUENO YO QUERIA OPINAR SOBRE LAS SERENATAS Y LAS FIESTAS NO SON LO QUE ERAN HACE UNOS AÑOS ATRAS LA FAMILIA SE REUNIAN 20 O 30 PERSONAS AHORA SI SE REUNEN SON POCOS ,NO HAY SERENATAS, SE PASAN EN LAS PLAYAS EN LOS CAMPING,SI SIGUE ASI ESTO DENTRO DE UNOS AÑOS MAS SE PIERDE TODO A CAMBIADO MUCHO ES UNA LASTIMA,QUE SE PIERDA ES QUE ES LO UNICO AUTENTICO,ES MI FORMA DE PENSAR Y DE VER LAS COSA AGUNOS ESTARAN DE ACUERDO OTROS NO BUENO FELISES FIESTAS PARA TODOS,NANCY

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