10/3/10

Hallan huesos prehistóricos en Los Toldos

Lo hizo Javier Claudel, sobre el Cuartel IV del distrito de General Viamonte sobre un canal en el campo de su propiedad. Ya realizó las consultas correspondientes en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata y desde el Municipio de General Viamonte comenzaron las gestiones para poder realizar el trabajo de excavación y recuperación del patrimonio paleontológico. Hasta ahora, se tratan de restos de un Megaterio y Lama Gracilis, desaparecidos hace más de 10.000 años.

Por Antonio Andrés Adamini

La vida depara esas sorpresas que nunca soñamos. De golpe, allí están, sin poder siquiera razonarlo. Lo puede asegurar Javier Claudel, productor agropecuario nacido en Quiroga a quien una tarde cualquiera, le sucedió algo que modificaría su vida y lo llevaría a pensar en cosas que nunca: Dinosaurios, vidas prehistóricas, grandes animales que habitaron la pampa húmeda.



Fue la tarde del 20 de Noviembre del 2007. Una obra de canalización había perforado su campo ubicado sobre el Cuartel IV dándole espacio al agua que cruza su propiedad, junto a un cañadón y a unos 400 metros de la loma “La Pampera”. Una inspección de rutina lo llevó a recorrer el predio, mirar los cortes profundos a la tierra, y ver el agua cruzar cuesta abajo. De pronto, algo llamó su atención, una suerte de superficie que sobresale de uno de los laterales de tierra. “Cosa rara”, se dijo Javier. “Pensé que era una raíz, o algo así. Lo raro era que yo no recordaba ningún árbol por esa zona. Alguna vez encontré restos de basura de una casa muy antigua que había sobre la loma, pensé que podía ser algo de eso, pero me era raro, esta medio lejos. La cosa es que le hice fuerza y lo saqué. Y resultó que era un hueso. Como un fémur, pero medio grande para ser de vaca. Y estaba como petrificado… Estaba a dos metros de profundidad de la superficie”.


Con esa novedad se volvió a la casa. Pero la mente comenzó a tejer cosas extrañas “hueso medio raro”, “que será esto?”, “no será de…”. Al otro día y con ánimo de explorador tomó una chuza larga que posee para cazar carpas en ese mismo canal. Buscó la manera de bajar esos dos metros y metido en el agua comenzó a tajear la pared lateral de la tierra del canal, en el sitio exacto donde halló el primer hueso. Pronto la punta de hierro de la chuza tocó algo duro. “Sonó en seco”, recuerda Javier. “Empezamos a cavar con cuidado y pudimos sacar unos pedazos rotos de otro hueso (que luego comprobamos que eran de una mandíbula), también sacamos otro que luego supimos era un diente; y después encontramos otro, era una vértebra enterita, que por las dimensiones nos dimos cuenta que era algo muy grande, ahí decidimos parar, ya nos imaginábamos de que se trataba. Sinceramente, yo no lo podía creer…”


A partir de ese momento, la idea de tener una especie de dinosaurio debajo de la tierra le comenzó a rondar la mente más y más. Habrá imaginado estas llanuras hace 20.000 años de mil maneras, habrá imaginado animales en tantas formas diferentes, mientras se preguntaba ¿cómo justo lo voy a encontrar yo? Pronto supo que debía buscar ayuda para que alguien lo asesore con qué cómo hacer con eso que asomó en el canal y escondía un gran tesoro aún bajo tierra.


Los rumores corrieron rápido en la zona, y funcionarios de Quiroga y del municipio de 9 de Julio le insinuaron retirar los huesos para llevarlos a esas localidades. La actitud no conformó a Javier quien prefirió dejar las cosas como estaban, y alejar a curiosos de la cuestión. Lo cierto es que en el año 2008, el egreso de una hija lo llevaría a la ciudad de La Plata y a partir de allí comenzaría un peregrinar de teléfonos y funcionarios hasta que finalmente los vínculos lo llevarían a cruzar una tarde cierta cinta de “prohibido ingresar” del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, para deambular por esos pasillos repletos de piezas arqueológicas, paleontológicas, antropológicas, geológicas, etc. hasta dar con Gustavo Politis, un especialista en la materia quien comando años anteriores importantes expediciones (ver más adelante), y a su vez le permitió ingresar en la oficina del Director de Paleontología Vertebrados, Eduardo P. Tonni, autor de varias publicaciones sobre vertebrados de miles de años atrás.


Claudel compartió con el científico lo sucedido, y éste pidió ver las muestras extraídas. Tonni resultó ser un gran experto que al instante de ver la vértebra y otros fósiles hallados determinó que se traba de un Megaterio y un Lama Gracilis. La información sorprendió a Claudel quien al instante quiso saber si era interés del equipo de la Facultad de Cs. Naturales de la UNLP trabajar en la recuperación de los huesos prehistóricos. Tonni explicó al vecino que ellos ya poseían 3 especies en propiedad del Museo, habían promovido varias expediciones, y que no era de interés ejecutar el trabajo de recuperación. No obstante dijo, si existiera la posibilidad de que un Municipio o un ente estatal deseara pedir formalmente la colaboración del equipo de trabajo de la Universidad, éstos estarían dispuestos a desarrollar el trabajo. La condición, entre otras, es cubrir los gastos de viáticos y estadía del equipo paleontológico durante el tiempo que sea necesario.


Con esta información y propuesta, Claudel decidió hablar con alguien del Municipio local. Algunos llamados sin suerte lo decidieron a ir a ver personalmente a Viviana Guzzo, Secretaria de Cultura local. La funcionaria entonces prometió al “descubridor” comenzar a interiorizarse sobre los pasos a tomar en estos casos. Y así lo hizo. A través del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, se vinculó con Marian Farías Gómez, Directora Provincial de Patrimonio, a quién le interesó la propuesta y propuso su equipo de trabajo para comenzar las tareas. De esta manera, se espera que de momento a otro, desde la Dirección provincial comiencen con los trabajos de recuperación de los restos óseos que existan bajo tierra. Sería un hecho.


Es interesante destacar que por legislación Javier Claudel es dueño de el hallazgo, y que él tiene puso límite a futuro: no quiere que alguien lucre con el hallazgo. “Si hay actitudes mezquinas o de lucro en el medio no dejo a nadie meter una pala ahí”, dijo serio para que no queden dudas. Y hay otra cosa, yo quiero que lo que se retire esté expuesto en el Museo de Los Toldos o en algún sitio destinado a ese fin, pero en Los Toldos, no quiero que esté en otro lado”. Sus intensiones fueron expuestas.

Tal vez algún funcionario exagerado ya esté pensando en colocar algún cartel que rece: “Los Toldos, tierra de dinosaurios!”

HALLAZGOS PREVIOS DEL MEGATERIO EN BAIGORRITA Y PROVINCIA DE BUENOS AIRES

El nombre megaterio, o Megatherium, deriva del griego mégas, que significa grande y théros, animal. Fue descripto por primera vez por el naturalista George Cuvier en 1796, quien se basó en un esqueleto completo descubierto en 1785 en las barrancas del río Luján, provincia de Buenos Aires, siendo el primero en descubrirse. Basado en la reconstrucción del megaterio que se hizo en La Plata, Virasoro explicó que “se trata de un gran mamífero, que existió en el Cuaternario; era herbívoro y se asemejaba a un gran oso, con gran pelambre”. Era un animal terrestre, que por su gran tamaño no podía treparse a los árboles. Por lo tanto, para alimentarse de las hojas se paraba en sus dos patas traseras, apoyándose también en su cola. Cuando estaba en posición bípeda, alcanzaba los 6 metros de altura. Su cabeza era pequeña y contaba con 16 molares. Sus miembros anteriores y posteriores tenían fuertes garras, que utilizaba o bien para escarbar en busca de raíces o para defenderse. Se calcula que este animal se extinguió hace unos 10 mil años. Si bien no se conocen a ciencia cierta los motivos de su desaparición, algunas hipótesis sostienen que fue por la caza del hombre o la depredación del esmirodonte, una especie de tigre dientes de sable. En la región pampeana fue donde más tiempo sobrevivieron, entre médanos, pastizales y pantanos, a la vera del Salado, convivían los gigantes junto a otros animales que sí pudieron llegar a nuestros días, aunque no se encuentren en esta zona: armadillos, guanacos, ratones, ñandúes, venados...

Como referimos ya, los primeros restos de este mamífero se encontraron en 1787, en las barrancas del río Luján. Recientemente (año 2004) un grupo de paleontólogos finalizó un importante trabajo de excavación e investigación sobre huesos de un megaterio encontrados en Olavarría por un productor que como Javier Claudel encontró un fémur prehistórico en unas barrancas, cerca de un curso de agua dentro de la propiedad. Esa investigación, (a cargo de Pablo Messineo y María Inés Rivas, de las universidades nacionales de La Plata (UNLP) y del Centro (UNICEN) y Gustavo Politis, con quien se entrevistó Claudel y se encuentra realizando un mapa arqueológico de la Pampa Húmeda, destinado a demostrar que los nativos de esta porción territorial ya transitaban por sus inmensidades hace once mil años.) demostraría que esos animales prehistóricos coexistieron durante 4 mil años con los primitivos habitantes de la pampa bonaerense y que sobrevivieron dos milenios más de lo que se creía.

El último hallazgo de lo que serían restos óseos de un megaterio se dio en enero de 2009 en cercanías de Claromecó. El descubrimiento fue realizado en el arroyo Claromecó, a unos diez kilómetros de la localidad homónima. Para los investigadores, en este caso, lo más relevante del hallazgo fue la presencia de marcas sobre los restos óseos, que habrían sido realizadas manualmente con herramientas construidas con piedra, similares a un cuchillo.

En nuestra zona, fue hallado un Megaterio en Baigorrita, en una chacra de propiedad del Sr. Anibal Cesolari, en septiembre del año 1932. (Ver Lamanuelamolina Nº 31) Esos restos del “Megaterio” son los que se exhiben en la Sala VI del Museo de la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata.

También en Junín, cuando se construía la avenida de Circunvalación en el año 1969, se desenterraron huesos fósiles en las cercanías del puente de la laguna "El Carpincho".

Con respecto al segundo animal del que se hallaron restos en el campo de Claudel, el Lama Gracilis, es digno destacar que el ejemplar más completo en todo el mundo se encuentra en el Museo arqueológico y paleontológico de Salto, en la provincia de Buenos Aires. Salto es un sitio con varios hallazgos, y vecinos interesados en al cuestión. En ese espacio de preservación se exponen además esqueletos completos que pertenecen a Scelidotherium, Megatherrium, Glossotherium, Lestodon, Gliptodon caparazon, Panochthus caparazón, Smilodon o "tigre dientes de sable", y Eutatus Seguini, que es único ejemplar en el país.

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