Miguel Berazategui desarrolla su actividad comercial construyendo mangas a medida, galpones, y reparaciones varias para el sector rural. Pero cuando hay tiempo para “esos momentos” desarrolla una impecable tarea artística en muebles de campo y obras de arte varias. Fuimos, disfrutamos de su gentileza y volvimos para contarles. Los invitamos a conocer este magnífico trabajo desarrollado en Los Toldos.
Sobre la esquina de las calles Bolívar y Sarmiento de nuestra ciudad funciona uno de los lugares más llamativos de nuestra cultura local contemporánea. Una cultura que no muchos conocen, y que sin embargo recibe la visita de turistas y vecinos que un día, como nosotros, lo descubrieron.
Descubrir es un buen concepto para quien mira desde la parte sur de Los Toldos, teniendo en cuenta que el “hábitat” donde desarrolla su trabajo y arte Miguel Berazategui parece escondido detrás de una de las barreras notables que posee este pueblo: Las vías del ferrocarril.
De este lado (el sur del pueblo) el hábitat de Miguel Berazategui se encuentra justo enfrente del cuartel de bomberos voluntarios, o de su plazoleta, o del enorme tanque de agua de la empresa ABSA. El detalle es que desde este lado de las vías solo se ven las vías. Hay que agilizar la vista, y sin demasiado esfuerzo, allí lo encontrará: Mangas, banderas, antiguos carruajes, maderas y antigüedades llamarán automáticamente su atención. En ese rincón de Los Toldos trabaja diariamente Miguel junto a sus ayudantes “Miguelito” y “el polaco”.
Llegamos una mañana de sábado, temprano. Teníamos un compromiso desde hacía tiempo, día tras día fue tachándose en el recordatorio sin suerte y este sábado así, sin agenda, nos encontramos. Desde el día en que “descubrimos” el trabajo de Miguel supimos que “era una nota manuelera”.
Desde su oficina se escucha una melodía tenue. El sonido no es de radio, mucho menos de un cd, y ni pensar en un mp loquesea. Se trata de un glorioso disco que da vueltas y vueltas sobre un winco Barret contra cualquier amenaza temporal o tecnológica. Seguimos la vuelta una y otra vez, y logramos leerlo: Oscar Del Cerro - “Con tu permiso guitarra” - Disco mundo.
Miguel nos invita a sentarnos en un banco de lapacho amplio y nos muestra el detalle. Esta montado sobre un elástico de sulky. Nos sentamos y la comodidad no puede ser mayor. Nos balanceamos tenuemente hasta que el banco se estabiliza (es un decir, parece que flotamos confortablemente seguros) y nos disponemos a una charla amiga y serena.
-Miguel Berazategui, ¿Te podemos llamar un artesano de la madera?
Yo diría un autodidacta que hace lo que le gusta.
-¿Cómo surge este impulso artístico en el trabajo con la madera?
Nació como un hobby, haciendo los muebles de mi casa. Y después seguí y se fueron juntando. Lo hago como un gusto, no con afán de negocio. De todos modos se comercializa, y está bien que así sea. Por ejemplo no hago a pedido, sino que es lo que surge de las ganas de hacer, o por algún material que encuentro y hace que vayan surgiendo cosas. Lo que termino está aquí, a la vista. Y la gente que gusta de algo lo compra.
Ahora, pasando los 50, con un poco más de tranquilidad, espacio, y tiempo para hacerlo, le he dado más forma al trabajo. A veces, la vida te lleva por otros rumbos. He vivido en Córdoba, en Villegas (de donde es mi señora y nacieron mis hijas), pero ahora con el paso del tiempo, uno se asienta, y tengo más tiempo para dedicarme a esto.
-¿Lo que vemos surge entonces de una idea, de un delirio, de algo que se te cruzó por la mente, y tenés los materiales para hacerlo?
Exacto, y además le doy vida a cosas tiradas, olvidadas… Una vara de sulky se transforma en perchero. O cosas así. Incluso hay cosas que comienzo a hacer y no se como van a terminar. Por que empiezo un trabajo, y en la mitad comienza a tomar forma para otro lado, y cambia. La mente es libre. Es un proceso creativo no definido.
-¿Cuál es el tiempo que te lleva producir?
A veces empiezo con una mesa, y puede que tenga que interrumpirla por mi trabajo, y entonces el tiempo no esta definido. Sigo con un banco. Yo no me digo, Hoy la mesa. Es una libertad absoluta. No es que la tenga que terminar, no me importa si la termino ahora o en tres meses.
-¿No trabajas por encargue?
No. Y tengo una cosita con eso, porque a veces viene gente que me pide “una mesa y seis sillas”, y le tengo que decir que no, porque uno no está en la mente de esa persona, y quizás cuando la terminas, no es exactamente como esa persona la imaginó. Entonces, yo voy cerrando, quedó lindo, vamos agregando cosas. Así tomamos este trabajo.
-Vemos que predominan los elementos en Lapacho. ¿Por qué lapacho?
Los muebles son todos de madera lapacho y fierro. Es una madera muy noble, debe ser de las mas nobles, y aparte es lo que consigo. Consigo de las reparaciones de mangas, de tranqueras rotas, de maderas tiradas que voy encontrando, llenas de musgo, y las traemos y limpiamos acá. Hoy prácticamente no queda. Hay muebles que tienen más de cien años. Maderas sacadas de muebles de campo que estuvieron décadas al aire libre, y la traes acá, la rasqueteas y toman vida nuevamente, su alma es muy buena. Vuelven a tomar vida. Resucitan. Y dicen ”Aquí estoy nuevamente. Por cien años mas, o lo que sea”.
-¿Y qué elementos has construido?
Hay muchas Vinotecas, gusto de autor (se ríe), mesas, bancos, mesas ratonas, con ruedas de carro, percheros, hay distintas variedades de cosas. Además me gusta juntar antigüedades. Donde hay algo que nos identifica, que exponga nuestra identidad, ahí lo traigo. Sulkys, carruajes, arados, me gusta juntar estas cosas. No quiero que se pierdan estos detalles de nuestra historia, planchas a carbón, de nafta, faroles, un quemador de langostas, hay de todo. Valijas, agujereadoras de mano, trenzadoras antiguos, un armonio de 1800… Encontrás de todo.
-¿Y cómo es el proceso de obtención de este tipo de materiales?
Hay mucha gente que vienen del campo y te dice, yo tengo un quemador de langostas. Y los canjeo por una soldad a una vara del sulky, o trabajos así. Hay mucho de canjear, otras me las regalan, o compro también. Me regalan bastante, cosas que están tiradas por ahí.
-Has logrado armar un lindo hábitat
Yo creo que uno debe hacer lo que le gusta, mientras se pueda, siempre hay que buscar la huella de lo que uno gusta hacer. Sino no tiene sentido la existencia. Sino, estas toda la vida inmerso en un trabajo que no te gusta… O si es así, si debes trabajar en lo que no te gusta, búscale la vuelta al tiempo libre para hacer lo que amas. Sino, no tiene sentido. Es un pensamiento particular, por supuesto. Lo principal es la libertad.
-Vemos objetos más artísticos, no utilitarios. Vemos esculturas.
Me he dedicado a hacer arte abstracto en algunas cosas, y dicen, arte naif. Incursionas en todo porque como te digo soy autodidacta, entonces derivas en varias tendencias. Y viene alguien y te dice “esto es naif”. Y como tengo libertad hago cosas de todo tipo. He hecho muñecos con los clavos de las vías, o con las manijas de bombas de agua. Usando siempre el mismo material. O hierro y madera, para candelabros. Arte rupestre dibujado en hierro. Hay de todo.
-Veo un cuadro…
Significa el nacimiento, a esta obra se la puede llamar abstracta. Es la madre con el bebe y una lágrima que significa la alegría y el dolor del nacimiento. Es lo que uno intentó plasmar. Esta hecho con fondo de madera y hierro viejo. Por supuesto que queda también a libre interpretación, hay gente que mira figuras y ve otra cosa, y esta genial. Me han dicho muchas cosas de este cuadro, algunos lo piensan como yo, y otros no.
-¿Qué otros trabajos realizas?
Mi trabajo es la construcción de mangas. Cuando hacemos una manga siempre hablo con el que trabaja en la manga. Porque a veces viene el dueño de la estancia, que vive en Capital, y me pide una manga, y a lo mejor no sabe qué es lo que necesitan sus empleados. Entonces siempre trabajas con el que usa a la manga. Con el peón, el veterinario, y te van a decir, estos tendría que ser así… y tomas esas ideas y mejoras el trabajo. Hay gente que hace la manga y sin ninguna noción. Entonces vos tenés que tratar de ubicarla, para que trabajen cómodos. Muchos lo toman comercialmente, hacen un cajón cuadrado y chau. Acá no. Hay que buscar la forma y comodidad del trabajo.
Sumado a las mangas, fabricamos galpones, tinglados. También trabajamos la herrería, metalúrgica, la madera, la reparación de elementos, desde un pasador de una puertita hasta un tipo que quiere hacer una nave de treinta por cuarenta. Hacemos de todo, mientras podemos. Y si aceptamos el trabajo, cumplimos.
-¿Cómo es la relación con la gente que llega al lugar?
Con los clientes somos amigos. Desde que comencé el trabajo con Matías en las estancias, conservo los mismos clientes. Es un trabajo de amigos, de cambiar opiniones, de buscarle la vuelta en las crisis, si no dan los números hacemos un plan de trabajo, le buscamos la vuelta, dejando conforme al cliente, a quien hay que cuidar porque a la vez él te banca. Incluso, a veces un tipo esta en el campo con un corral lleno de hacienda y se le rompió el yugo, y te dice “Miguel, no podes venir que estamos vacunando”. Y salimos y salvamos la situación. Se dan esas cosas. Y “quédate a comer el asado” y listo. Ahí vamos.
-También sabemos que te visitan turistas…
Si, por supuesto. Ha pasado gente de todos lados. Gente que pasa a ver la Casa de Eva Perón, y como estamos cerca de las vías, del otro lado, y se ven los carruajes, la gente da la vuelta, para se saca fotos, cureosean, te piden permiso para ver… Muebles de autor!
A mi me interesa que vengan., Incluso gente de Los Toldos que pasan a mirar, y me piden permiso, que vienen a mirar nomas… y yo les digo que si, que pasen, porque me encanta que venga la gente. Yo no tengo un sentido comercial. Yo no le busqué ese sentido, si se da, genial. Pero me encanta que la gente disfrute de esto. Están acá.
-¿Continuaras en esto por mucho mas?
Ojalá que si, porque es un cable a tierra. En un contexto donde hay tanta crisis y todo esta complicado, uno se entretiene haciendo cosas, haces un mueble, y haces arte, y no pensás en lo feo, el tiempo pasa bien.
-Gracias Miguel.
Bueno, de nada. La verdad que los felicito por la revista. Soy fanático de Lamanuela, y del blog. Disfruto mucho de la revista.
Sobre la esquina de las calles Bolívar y Sarmiento de nuestra ciudad funciona uno de los lugares más llamativos de nuestra cultura local contemporánea. Una cultura que no muchos conocen, y que sin embargo recibe la visita de turistas y vecinos que un día, como nosotros, lo descubrieron.
Descubrir es un buen concepto para quien mira desde la parte sur de Los Toldos, teniendo en cuenta que el “hábitat” donde desarrolla su trabajo y arte Miguel Berazategui parece escondido detrás de una de las barreras notables que posee este pueblo: Las vías del ferrocarril.
De este lado (el sur del pueblo) el hábitat de Miguel Berazategui se encuentra justo enfrente del cuartel de bomberos voluntarios, o de su plazoleta, o del enorme tanque de agua de la empresa ABSA. El detalle es que desde este lado de las vías solo se ven las vías. Hay que agilizar la vista, y sin demasiado esfuerzo, allí lo encontrará: Mangas, banderas, antiguos carruajes, maderas y antigüedades llamarán automáticamente su atención. En ese rincón de Los Toldos trabaja diariamente Miguel junto a sus ayudantes “Miguelito” y “el polaco”.
Llegamos una mañana de sábado, temprano. Teníamos un compromiso desde hacía tiempo, día tras día fue tachándose en el recordatorio sin suerte y este sábado así, sin agenda, nos encontramos. Desde el día en que “descubrimos” el trabajo de Miguel supimos que “era una nota manuelera”.
Desde su oficina se escucha una melodía tenue. El sonido no es de radio, mucho menos de un cd, y ni pensar en un mp loquesea. Se trata de un glorioso disco que da vueltas y vueltas sobre un winco Barret contra cualquier amenaza temporal o tecnológica. Seguimos la vuelta una y otra vez, y logramos leerlo: Oscar Del Cerro - “Con tu permiso guitarra” - Disco mundo.
Miguel nos invita a sentarnos en un banco de lapacho amplio y nos muestra el detalle. Esta montado sobre un elástico de sulky. Nos sentamos y la comodidad no puede ser mayor. Nos balanceamos tenuemente hasta que el banco se estabiliza (es un decir, parece que flotamos confortablemente seguros) y nos disponemos a una charla amiga y serena.
-Miguel Berazategui, ¿Te podemos llamar un artesano de la madera?
Yo diría un autodidacta que hace lo que le gusta.
-¿Cómo surge este impulso artístico en el trabajo con la madera?
Nació como un hobby, haciendo los muebles de mi casa. Y después seguí y se fueron juntando. Lo hago como un gusto, no con afán de negocio. De todos modos se comercializa, y está bien que así sea. Por ejemplo no hago a pedido, sino que es lo que surge de las ganas de hacer, o por algún material que encuentro y hace que vayan surgiendo cosas. Lo que termino está aquí, a la vista. Y la gente que gusta de algo lo compra.
Ahora, pasando los 50, con un poco más de tranquilidad, espacio, y tiempo para hacerlo, le he dado más forma al trabajo. A veces, la vida te lleva por otros rumbos. He vivido en Córdoba, en Villegas (de donde es mi señora y nacieron mis hijas), pero ahora con el paso del tiempo, uno se asienta, y tengo más tiempo para dedicarme a esto.
-¿Lo que vemos surge entonces de una idea, de un delirio, de algo que se te cruzó por la mente, y tenés los materiales para hacerlo?
Exacto, y además le doy vida a cosas tiradas, olvidadas… Una vara de sulky se transforma en perchero. O cosas así. Incluso hay cosas que comienzo a hacer y no se como van a terminar. Por que empiezo un trabajo, y en la mitad comienza a tomar forma para otro lado, y cambia. La mente es libre. Es un proceso creativo no definido.
-¿Cuál es el tiempo que te lleva producir?
A veces empiezo con una mesa, y puede que tenga que interrumpirla por mi trabajo, y entonces el tiempo no esta definido. Sigo con un banco. Yo no me digo, Hoy la mesa. Es una libertad absoluta. No es que la tenga que terminar, no me importa si la termino ahora o en tres meses.
-¿No trabajas por encargue?
No. Y tengo una cosita con eso, porque a veces viene gente que me pide “una mesa y seis sillas”, y le tengo que decir que no, porque uno no está en la mente de esa persona, y quizás cuando la terminas, no es exactamente como esa persona la imaginó. Entonces, yo voy cerrando, quedó lindo, vamos agregando cosas. Así tomamos este trabajo.
-Vemos que predominan los elementos en Lapacho. ¿Por qué lapacho?
Los muebles son todos de madera lapacho y fierro. Es una madera muy noble, debe ser de las mas nobles, y aparte es lo que consigo. Consigo de las reparaciones de mangas, de tranqueras rotas, de maderas tiradas que voy encontrando, llenas de musgo, y las traemos y limpiamos acá. Hoy prácticamente no queda. Hay muebles que tienen más de cien años. Maderas sacadas de muebles de campo que estuvieron décadas al aire libre, y la traes acá, la rasqueteas y toman vida nuevamente, su alma es muy buena. Vuelven a tomar vida. Resucitan. Y dicen ”Aquí estoy nuevamente. Por cien años mas, o lo que sea”.
-¿Y qué elementos has construido?
Hay muchas Vinotecas, gusto de autor (se ríe), mesas, bancos, mesas ratonas, con ruedas de carro, percheros, hay distintas variedades de cosas. Además me gusta juntar antigüedades. Donde hay algo que nos identifica, que exponga nuestra identidad, ahí lo traigo. Sulkys, carruajes, arados, me gusta juntar estas cosas. No quiero que se pierdan estos detalles de nuestra historia, planchas a carbón, de nafta, faroles, un quemador de langostas, hay de todo. Valijas, agujereadoras de mano, trenzadoras antiguos, un armonio de 1800… Encontrás de todo.
-¿Y cómo es el proceso de obtención de este tipo de materiales?
Hay mucha gente que vienen del campo y te dice, yo tengo un quemador de langostas. Y los canjeo por una soldad a una vara del sulky, o trabajos así. Hay mucho de canjear, otras me las regalan, o compro también. Me regalan bastante, cosas que están tiradas por ahí.
-Has logrado armar un lindo hábitat
Yo creo que uno debe hacer lo que le gusta, mientras se pueda, siempre hay que buscar la huella de lo que uno gusta hacer. Sino no tiene sentido la existencia. Sino, estas toda la vida inmerso en un trabajo que no te gusta… O si es así, si debes trabajar en lo que no te gusta, búscale la vuelta al tiempo libre para hacer lo que amas. Sino, no tiene sentido. Es un pensamiento particular, por supuesto. Lo principal es la libertad.
-Vemos objetos más artísticos, no utilitarios. Vemos esculturas.
Me he dedicado a hacer arte abstracto en algunas cosas, y dicen, arte naif. Incursionas en todo porque como te digo soy autodidacta, entonces derivas en varias tendencias. Y viene alguien y te dice “esto es naif”. Y como tengo libertad hago cosas de todo tipo. He hecho muñecos con los clavos de las vías, o con las manijas de bombas de agua. Usando siempre el mismo material. O hierro y madera, para candelabros. Arte rupestre dibujado en hierro. Hay de todo.
-Veo un cuadro…
Significa el nacimiento, a esta obra se la puede llamar abstracta. Es la madre con el bebe y una lágrima que significa la alegría y el dolor del nacimiento. Es lo que uno intentó plasmar. Esta hecho con fondo de madera y hierro viejo. Por supuesto que queda también a libre interpretación, hay gente que mira figuras y ve otra cosa, y esta genial. Me han dicho muchas cosas de este cuadro, algunos lo piensan como yo, y otros no.
-¿Qué otros trabajos realizas?
Mi trabajo es la construcción de mangas. Cuando hacemos una manga siempre hablo con el que trabaja en la manga. Porque a veces viene el dueño de la estancia, que vive en Capital, y me pide una manga, y a lo mejor no sabe qué es lo que necesitan sus empleados. Entonces siempre trabajas con el que usa a la manga. Con el peón, el veterinario, y te van a decir, estos tendría que ser así… y tomas esas ideas y mejoras el trabajo. Hay gente que hace la manga y sin ninguna noción. Entonces vos tenés que tratar de ubicarla, para que trabajen cómodos. Muchos lo toman comercialmente, hacen un cajón cuadrado y chau. Acá no. Hay que buscar la forma y comodidad del trabajo.
Sumado a las mangas, fabricamos galpones, tinglados. También trabajamos la herrería, metalúrgica, la madera, la reparación de elementos, desde un pasador de una puertita hasta un tipo que quiere hacer una nave de treinta por cuarenta. Hacemos de todo, mientras podemos. Y si aceptamos el trabajo, cumplimos.
-¿Cómo es la relación con la gente que llega al lugar?
Con los clientes somos amigos. Desde que comencé el trabajo con Matías en las estancias, conservo los mismos clientes. Es un trabajo de amigos, de cambiar opiniones, de buscarle la vuelta en las crisis, si no dan los números hacemos un plan de trabajo, le buscamos la vuelta, dejando conforme al cliente, a quien hay que cuidar porque a la vez él te banca. Incluso, a veces un tipo esta en el campo con un corral lleno de hacienda y se le rompió el yugo, y te dice “Miguel, no podes venir que estamos vacunando”. Y salimos y salvamos la situación. Se dan esas cosas. Y “quédate a comer el asado” y listo. Ahí vamos.
-También sabemos que te visitan turistas…
Si, por supuesto. Ha pasado gente de todos lados. Gente que pasa a ver la Casa de Eva Perón, y como estamos cerca de las vías, del otro lado, y se ven los carruajes, la gente da la vuelta, para se saca fotos, cureosean, te piden permiso para ver… Muebles de autor!
A mi me interesa que vengan., Incluso gente de Los Toldos que pasan a mirar, y me piden permiso, que vienen a mirar nomas… y yo les digo que si, que pasen, porque me encanta que venga la gente. Yo no tengo un sentido comercial. Yo no le busqué ese sentido, si se da, genial. Pero me encanta que la gente disfrute de esto. Están acá.
-¿Continuaras en esto por mucho mas?
Ojalá que si, porque es un cable a tierra. En un contexto donde hay tanta crisis y todo esta complicado, uno se entretiene haciendo cosas, haces un mueble, y haces arte, y no pensás en lo feo, el tiempo pasa bien.
-Gracias Miguel.
Bueno, de nada. La verdad que los felicito por la revista. Soy fanático de Lamanuela, y del blog. Disfruto mucho de la revista.
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