6/5/09

Veneno Paciente: La Historia del Roundup

por Cesar H. París
Hito a hito, el crecimiento del herbicida más famoso parido en las entrañas de la Empresa Monsanto. Un producto con tal nivel de extermino que su primera víctima es la verdad.

“Me encanta el olor del Napalm por las mañanas”
Apocalypsis Now

En el principio fue el Agente Naranja. Litros de lluvia ácida cayendo sobre la piel de los japoneses que corrían a refugiarse cuando veían la aviación yankee sobrevolando las ruinas de lo que fue su imperio. Años después de la Segunda Guerra Mundial, Japón purgaría esas pesadillas materializando el inconsciente colectivo en Godzilla, el taquillero destructor de ciudades. Del otro lado del mundo, los aviadores volverían a su país contando, entre maravillados y asqueados, historias sobre llagas incurables y cosechas de arroz desapareciendo bajo el fuego líquido. En St. Louis, la Empresa Monsanto, los creadores del Agente Naranja, se frotaba las manos: si podían exterminar vegetales se reservarían el derecho a elegir aquel que sobreviviría. Y en una oficina se diseñó un plan para apoderarse de la alimentación mundial. Mientras tanto continuaron con su negocio de exterminio. En Vietnam, por ejemplo, la selva desaparecía bajo el rocío pulverizado dejando al descubierto los insurgentes comunistas. Sin embargo, y a pesar de su indudable efectividad, el aporte de Monsanto no alcanzó para ganar la guerra. Esto poco importó ya que le Empresa tenía otras guerras más importantes para librar, entre ellas la más antigua y definitiva: La Batalla por la Alimentación.

Seguí leyendo... Experiencia no les faltaba, sin ir más lejos las dioxinas y el tristemente célebre PCB venían siendo elaborados y esparcidos por Monsanto desde hacía décadas e incluso estaban en vías de prohibición cuando, a mediado de los 80, los veteranos de Vietnam presentaron las primeras demandas contra la Empresa por las desastrosas consecuencias que la manipulación del Agente Naranja trajo en su salud. Si bien, al igual que los casos anteriores, las demandas fueron sofocadas en base a importantes indemnización y episodios de lobby sistemático, este hecho empañó la presentación del nuevo retoño de la Empresa: el Roundup.

El Roundup es “el nombre comercial dado por Monsanto al glifosato, un herbicida derivado de un aminoácido (la glicina) que los químicos de Saint Louis descubrieron a finales de los años 60. La particularidad de este herbicida “no selectivo” o “total” es que acaba con todas los formas de vegetación gracias a su modo de funcionamiento: es absorbido por la planta a nivel de las hojas y transportado rápidamente por la salvia hasta las raíces y rizomas, afectando al mismo tiempo a una enzima esencial para la síntesis de los aminoácidos aromáticos, lo que acarrea una disminución de la actividad de la clorofila, así como ciertas hormonas”. Privadas de los principios que las hacen vegetal, las plantas mueren y sólo sobreviven aquellas que poseen un gen artificial diseñado para sobrevivir. Es aquí donde se hace necesaria la manipulación genética, dejando de lado los principios de selección natural que atestigua veinte millones de años de irrebatible experiencia.

Presentado con una implacable campaña de publicidad que incluía sonrisas y promesas de acabar con el hambre en el mundo, la fortuna hizo que el Roundup llegara al inicio de la restauración conservadora promovida por Ronald Reagan y que, de esta manera, pudiera explotar al máximo las posibilidades que les brindó el ultra capitalismo. Dejando atrás el activismo setentista, los 80 fueron una década favorable para que generaciones se educaran con MTV y Wall Street como modelos a imitar, mientras la corporación Monsanto perfeccionaba su perverso sistema que vende remedio y enfermedad por partes iguales. Tal es el éxito del herbicida en EEUU que en 1993 quince ciudades aceptan participar en un “proceso de embellecimiento” donde grupos de adolescente recorren las calles fumigando hasta el verde de los semáforos. En superficie se hablaba de embellecer las ciudades, pero en el fondo el objetivo real de la campaña era la idea era “desarrollar una fobia a las malas hierbas y hacer que el Roundup se posicione como una marca socialmente responsable”.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por presentarse como un agente limpio, las pruebas contra el Roundup comenzaron a acumularse: el Ministerio de Justicia de los Estados Unidos, después de revisar muchos anuncios pagos por Monsanto en los periódicos o en TV, prohibió a la Empresa proclamar que “su herbicida es biodegradable, bueno para el medio ambiente, no tóxico, inofensivo y conocido por sus características medioambientales”. Dos años después el grupo de St. Louis es condenado a pagar u$s 75.000 por haber sugerido en una nueva publicidad que el Roundup se podía utilizar cerca de fuentes de agua. A todo esto ¿qué decía la Empresa? Nada, ya que en ese momento estaba planificando su desembarco en Sudamérica donde tendría dos socios muy eficientes: el Gobierno Argentino y el multimedios Clarín.

Durante el gobierno de Carlos Menem, la Argentina fue, luego de los Estados Unidos, el segundo país del mundo en autorizar el nuevo producto de Monsanto. Dicha autorización ocurrió “en tiempo record y sin otras pruebas que las realizadas por las misma empresa”. Esas mismas pruebas que hacía sólo unos años habían sido tachadas de fraudulentas por la EPA (Agencia de Protección Ambiental de USA) en el caso del Laboratorio Caven y por las que sus investigadores fueron condenados a cinco años de cárcel. El principal propagandista de la autorización de la soja RR y el Roundup, fue el ingeniero Héctor Huergo (editor desde 1971 de Clarín Rural y dueño, entre otros emprendimientos, del Canal Rural), a quien el entonces Ministro de Agricultura Felipe Solá designó como director del INTA donde permaneció entre febrero y noviembre de 1994. Huergo impuso desde su medio lo de las “semillas mágicas” y Solá fue el encargado de firmar dos resoluciones: la 115, permitió “la experimentación o liberación de la semilla de soja transgénica” y la 167 que autorizó a producir y comercializar la semilla y los productos y subproductos de la soja “tolerante al herbicida glifosato”

Ahora bien ¿por qué la autorización del Roundup (que no es sólo glifosato, sino una mezcla que incluye surfactantes que incrementa la toxicidad y el poder de penetración del ingrediente activo) surgió del Ministerio de Agricultura y de Salud y Medio Ambiente? la respuesta es evidente: si se enfocaba desde la salud pública y el impacto ambiental, la autorización sería inviable, se optó entonces por hacer prevalecer el concepto de productividad por encima del derecho ambiental transfiriendo la cuestión al área de Agricultura. Por esta maniobra, Felipe Solá fue recompensado con la vice gobernación de la provincia de Buenos Aires, el ingeniero Huergo afianzó su puesto como empleado de Monsanto y las semillas RR autorizadas sólo en Argentina pasaron por contrabando al Paraguay y a Brasil, arrasando los cultivos locales, contaminando la genética autóctona y fundando lo que se hoy denomina “Repúblicas Unidas de la Soja”. Hasta ahora, y a pesar de las pruebas que acreditan la agresividad medioambiental del Roundup y la sumisión cultural que implica fomentar el monocultivo, ningún gobierno ha revisado esta autorización que vulnera el artículo 41 de la Constitución Nacional Argentina donde claramente se indica “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras.”

En la actualidad, el Roundup sigue utilizándose como arma de guerra: durante el 2000 y el 2006 se fumigaron cerca de 300.000 hectáreas en el marco del “Plan Colombia” ideado por Washington para erradicar los cultivos de coca. Sólo en el departamento de Putumayo (en la frontera con Ecuador) donde viven principalmente campesinos y varias comunidades originarias, se han intoxicado 300.000 personas. Además se han destruido miles de hectáreas de alimentos (mandioca, bananas, tomate, caña de azúcar) fauna y árboles frutales. Con resultados como el detallado, no es de extrañar que las instrucciones de uso del Roundup Ultra, tal como aparecen en los bidones vendidos en USA, afirmen “El Roundup matará casi todas las plantas verdes que estén en fase de crecimiento. No se debe aplicar a reservas de agua como mares, lagos o ríos. Las personas y animales domésticos deben permanecer fuera de la zona hasta que esté completamente seco. Recomendamos que durante dos semanas no se permita pastar al ganado. Si se utiliza el Roundup para controlar plantas indeseables situadas cerca de los árboles frutales o frutos secos, así como de las viñas, aconsejamos no comer sus frutos antes de veintiún días”. Ya se sabe: quien avisa, no traiciona

En cuanto a Gral. Viamonte, como siempre los datos no existen. No hay un registro de la cantidad de Roundup que se vierte ni la que se ha vertido en los últimos diez años, así como falta una recopilación sistemática de denuncias ambientales y de enfermos cuya sintomatología pueda servir para esbozar algún tipo de diagnóstico sobre la influencia del herbicida en nuestra ciudad. Conocemos, eso sí, exactamente cuántas hectáreas de transgénicos se siembran y cuánto dinero se produce. Sabemos la cotización de los mercados de Rosario y Bahía Blanca. El futuro, la mercadotecnia y la biotecnología parecen haber llegado hace mucho a la cadena agroindustrial, pero la salud pública y el medio ambiente no pueden ser moneda de cambio de supuestos avances que nos llevan precipitadamente al autismo y la descomposición social.

Fuentes: El Mundo Según Monsanto (Marie - Monique Robin), El predador (Horacio Verbitsky en P/12), Repúblicas Unidas de la Soja (Grupo de Reflexión Rural), Constitución Nacional Argentina.

7 comentarios:

  1. Lamentablemente ya no me siento cómodo comentando, aunque siempre sigo leyendo La Manuela. Sin embargo sobre éste artículo hay dos cosas que quisiera decir. La primera es que yo le hubiera puesto otro nombre a la nota, sería: “La verdad de la milanesa (de soja)”, y segundo, y bastante más importante que la pavada que acabo de decir, es que el artículo 41 de la Constitución que nombra César fue unos de los artículos que se agregaron a la Constitución en el reforma de 1994, esos llamados “derechos de tercera generación”, o “derechos colectivos”. Esto da cuenta de la diferencia abismal que hay entre una Constitución Material y una mera Constitución Formal; es decir, que mientras se consagraba como derecho supremo el derecho a gozar de un medio ambiente sano estaban entrando al país un súper veneno que contribuiría a hacer todo lo contrario de lo que la Convención Constituyente había previsto para nuestro bienestar. Esta contradicción es quizás una muestra mínima de todas las que debe haber, pero quizás también sea una muestra que nos permita tomar conciencia y hacer que nuestra Carta Magna deje de ser un sencillo papel que diga cosas que sería importante cumplir (Constitución Formal) y pase a ser una hoja de ruta a seguir, y que debamos cumplir sin excusas ni pretextos, es decir, que la formalidad de aquella deje de ser tal para pasar a ser una verdadera realidad (Constitución Material). Saludos cordiales!

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  2. No se rinda jp que la comodidad es un estado burgués.

    Interesante apreciación, no sabía que ese artículo había salido de la reforma del 94. Supongo que fue impuesto más como resultado de una presión social que de una auténtica determinación política. Es decir, una concesión meramente formal para ocultar las viejas ideas de siempre.

    Igual desconfío de la Constitución desde el momento en que en su artículo 2° afirma "El Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico, romano", una aberración que ya debería desaparecer del texto. Pero hasta estoy dispuesto a soportar esa muestra de medievalismo si es que los artículos que realmente importan también se cumplieran.

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  3. lector fanatico6/5/09, 22:37

    el q se aburgueso sos vos cesar q en este articulo resumiste una nota del le monde diplomatic.
    No censuren esta opinion como hacen con muchas otras por no compartir el gusto de uds

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  4. Para denuncias pelotudas pasar por ventanilla 8 con las vacunas al día y comprobante de pago.

    Que pase el que sigue.

    EDITO: Transcribo acá una conversación que tuvimos en el chat de LMM con "lector fanatico" (sic)

    Resulta que el lector este afirma que las 1586 palabras que componen mi artículo son un "resumen" (sic) de las 253 palabras que aparecen aquí: http://www.lemondediplomatique.cl/La-mala-hierba-de-Monsanto.html (ruego que pasen por el link para ver las similitudes)

    En lo único en que se parecen es que el mío comienza diciendo "En el principio..." y el del le Monde dice "Primero...". En realidad lo que el lector fanatico (sic) parece desconocer es que la fórmula "En el principio" tiene por lo menos 2000 años de antiguedad, basta con leer el Evangelio según San Juan para encontrar "En el Principio fue el Verbo". Perdón entonces apóstol San Juan por haberme atrevido a usar su fórmula, seguro que arderé en el infierno por eso

    Además claro que los dos usamos la palabra "Monsanto" ¿habrá que pagar regalías también por eso?

    Otra cosa que el lector parece ignorar es que lo publicado en internet de la nota del Le Monde son sólo 2 párrafos y la página de le Monde no permite el acceso a todo el texto. Para leer todo el texto hay que comprar la edición chilena de la revista (cosa que en Los Toldos es muy sencillo como bien sabemos)

    Pero para lo último lo más interesante: La nota del Le Monde salió en el número de MAYO 2009 y la mía está en el número de ABRIL 2009. O he inventado la máquina del tiempo o el lector fanatico (sic) se equivocó y sabrá admitir su error ¿o no se atreverá y huirá cual rata por tirante? Más informaciones en el próximo boletín.

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  5. lector fanatico: te han clavado....

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  6. Saul Darwin8/5/09, 22:09

    Lector Fanatico: te presento a Pier
    Pier Diste...
    Cesar no te calientes tanto, aunque seamos minoria, algunos sabemos que tus trabajos son genuinos.

    Salu2

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  7. excelente articulo, la verdad que no sabia todas las vueltas que tenia este tema de las milanesas de soja.. me diverti con la metralleta delicada que utilizaste para contestarle al fanatico, saludos, desde uruguay

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