A esta altura de los acontecimientos me resulta muy difícil escribir, hace un mes y medio podía enumerar los motivos que me llevaban a apoyar la medida de fuerza que realizo mi sector, ahora me es imposible hacerlo sin polemizar, sin defenderme de los comentarios de personas ajenas al sector o partidarios del gobierno.
Por Julieta Lastra
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No me quejo, es parte de lo que quisimos lograr: que se hable del campo. Todos comemos carne, pan y aceites, entre otras cosas, pero parece que en Argentina el campo es algo que nos es dado, lo tenemos por derecho propio y es deber del campo sustentar alimento para toda la población. De pronto el país se dio cuenta que el campo existe, el campo piensa, el campo vive, en el campo hay gente. Y tal vez un gran descubrimiento para muchos argentinos: el campo es una empresa, no una ONG.
Nuestra primera misión como empresarios es generar riqueza, para la sociedad en la cual estamos inmersos, para los que trabajan dentro y con la empresa, para el país, y para los empresarios. Son empresas de diferentes tamaños, las hay familiares, unipersonales, sociedades anónimas, pero son todas empresas. Algunas de muy pocas hectáreas, otras de más hectáreas y otras son tan grandes que están en varios países. Todas producen alimentos y energía, y todas están llamadas a ser rentables y a generar riqueza.
La palabra riqueza en Argentina suena mal. No sé quien nos tiene convencidos que ser pobres esta bien, que disponer de capital esta mal. El esfuerzo y el trabajo no sirven, solo sirven los planes trabajar. Yo quiero un país donde no haya pibes descalzos durmiendo en la calle, yo quiero un país con educación y trabajo para todos. Por eso seguimos en el campo, por eso producimos alimentos, por eso invertimos y volvemos a invertir en Argentina, cuando muchos empresarios sacan el dinero del país nosotros seguimos comprando fertilizantes, construyendo viviendas, comprando tractores.
Cuando en la crisis de principio de siglo el gobierno del Dr. Duhalde decidió gravar al campo con retenciones sobre la producción y nadie en el campo dijo nada. Es real que la diferencia cambiaria nos permitía trabajar, ganar dinero, reinvertir, y a muchos de nosotros salir de deudas que parecían impagables. Luego se fueron aumentando las retenciones durante el gobierno del Dr. Kirchner, hasta el 35% que se le cargo a la soja antes que asumiera Cristina K. Y nadie se quejo. Entendíamos que a pesar que no veíamos que ese dinero volviera a nuestros pagos en rutas, escuelas, hospitales, al menos contribuíamos a una caja gubernamental que permite pagar los planes trabajar para mucha gente del conurbano bonaerense, aunque también lo usa el gobierno nacional para distribuir a su gusto el dinero a los diferentes gobernadores.
El asunto estallo cuando no solo subieron las retenciones de la soja al 44%, sino que aplicaron una “tablita” en la cual se establece un precio tope para la soja, el trigo y el maíz. Esta medida fue el cubo de hielo que derramo el vaso. El campo dijo basta, y si estuviéramos en un país con instituciones que funcionen, esto se debatiría en el Congreso Nacional, donde están los diputados que se supone deben representarnos y representar nuestros intereses. El campo dijo basta y salió a la calle, que es la única manera en la argentina de estos tiempos, de ser escuchados.
¿De que estaba lleno este vaso del campo? Estaba lleno de:
• El cierre de exportaciones de carne, precio máximo a la hacienda, haciendo que esta actividad dejara de ser rentable. Los que pudimos, dejamos atrás esa actividad, los que no pudieron, por el tipo de campo que tienen, siguen a duras penas, ajustándose el cinturón lo más posible y siendo espectadores de la desaparición segura de la ganadería en Argentina. Los argentinos consumimos gran cantidad de carne, y hoy estamos ante el serio riesgo de que el productor liquide vacas, y en el futuro el precio de la carne sea prohibitivo para la mayoría de la población a causa de la falta de hacienda.
• El cierre de las exportaciones de trigo. Aun con un saldo exportable positivo, las exportaciones están cerradas. El productor recibe un precio menor a lo que debería recibir por el precio internacional incluso descontándoles las retenciones. Es mas, hoy no hay ni siquiera un solo precio de trigo, porque se destruyo el mercado de trigo.
• El cierre de las exportaciones de maíz. El registro se abre, se cierra, se abre, se cierra.
• El sector lácteo tiene un precio de corte (léase precio máximo a la leche) que es bajo y pone su rentabilidad en peligro.
• Subsidios, que no-solo son promesas vacías, porque muy pocos cobran los subsidios, sino porque además el hecho de acceder a ellos deja al productor en una situación de “clientelismo” frente al gobierno.
• De retenciones que van directamente a las arcas del gobierno nacional, empobreciendo el interior del país. Es de conocimiento público que al bajar el precio de los cereales y la soja a través de las retenciones el productor recibe menos precio por tonelada, por consiguiente paga menos impuesto a las ganancias. Las retenciones son un impuesto del gobierno nacional no participativo con las provincias, y el impuesto a las ganancias si es participativo. Esto aumenta el “clientelismo” de los gobernadores e intendentes del interior hacia el gobierno nacional.
• Se empobrecen las zonas donde los productores vivimos y tenemos nuestras empresas, no vuelven las retenciones al interior en infraestructura: rutas, escuelas y hospitales.
¿Que queremos los productores?
Los productores queremos vivir en un país que sea viable. Un país donde uno pueda proyectar su empresa a lo largo de los años, pensando en inversiones a largo plazo. Recordemos también que cuando hablamos de inversiones hablamos de fertilizantes, insumos, semillas, pero también de tractores, sembradoras, cosechadoras e inclusive las famosas camionetas 4x4, indispensables en nuestros caminos maltrechos, que tanto dieron que hablar a nuestros gobernantes. Y tengamos presentes que esas maquinarias y esos vehículos los fabrica alguien, algunas empresas gigantes multinacionales, otras empresas familiares pymes. Pero unas y otras tienen empleados que todos los meses deben volver a sus casas con un sueldo para mantener sus familias.
Queremos tener empresas pujantes, que puedan crecer, que puedan incorporar mano de obra, que puedan aumentar su producción para que en la Argentina no falten nunca alimentos. Para que en el mundo no falten alimentos.
Queremos que nuestros pueblos sean ricos, que nuestros hospitales estén equipados con tecnología, que nuestras escuelas sean excelentes, que chicos egresados de las escuelas rurales o de nuestros pueblos tengan igualdad de oportunidades a la hora de elegir una carrera con el resto de los chicos de las grandes ciudades.
Queremos que nuestros gobernadores e intendentes dispongan en Provincias y Comunas de ingresos propios, gran parte aportados por nosotros (recordemos que teníamos un 35% de retenciones y nadie se quejaba y estamos pidiendo volver a ese 35%) para poder ser independientes del poder central. Queremos un país Federal, con autonomía de las provincias.
¿Por que volveríamos al paro?
Volveríamos al paro porque el gobierno nos entretiene con charlas de quincho, que no resuelven nada. Volveríamos al paro porque no queremos un país de matones, donde los que no pensamos como el gobierno somos amenazados. Volveríamos al paro porque no se resolvieron ninguno de los puntos que nos llevo al paro.
Es verdad que este es un paro de propietarios, de dueños de empresas, no de trabajadores a sueldo ni de desocupados. Aunque varios empleados rurales, y gente allegada al sector participo del mismo. Es un paro de gente que lucha por su dignidad, la dignidad de vivir del trabajo propio, la dignidad de tener pueblos ricos. No queremos subsidios, no queremos ser mantenidos o “clientes” del gobierno de turno y no queremos que nuestros gobernadores e intendentes lo sean.
Nuestra primera misión como empresarios es generar riqueza, para la sociedad en la cual estamos inmersos, para los que trabajan dentro y con la empresa, para el país, y para los empresarios. Son empresas de diferentes tamaños, las hay familiares, unipersonales, sociedades anónimas, pero son todas empresas. Algunas de muy pocas hectáreas, otras de más hectáreas y otras son tan grandes que están en varios países. Todas producen alimentos y energía, y todas están llamadas a ser rentables y a generar riqueza.
La palabra riqueza en Argentina suena mal. No sé quien nos tiene convencidos que ser pobres esta bien, que disponer de capital esta mal. El esfuerzo y el trabajo no sirven, solo sirven los planes trabajar. Yo quiero un país donde no haya pibes descalzos durmiendo en la calle, yo quiero un país con educación y trabajo para todos. Por eso seguimos en el campo, por eso producimos alimentos, por eso invertimos y volvemos a invertir en Argentina, cuando muchos empresarios sacan el dinero del país nosotros seguimos comprando fertilizantes, construyendo viviendas, comprando tractores.
Cuando en la crisis de principio de siglo el gobierno del Dr. Duhalde decidió gravar al campo con retenciones sobre la producción y nadie en el campo dijo nada. Es real que la diferencia cambiaria nos permitía trabajar, ganar dinero, reinvertir, y a muchos de nosotros salir de deudas que parecían impagables. Luego se fueron aumentando las retenciones durante el gobierno del Dr. Kirchner, hasta el 35% que se le cargo a la soja antes que asumiera Cristina K. Y nadie se quejo. Entendíamos que a pesar que no veíamos que ese dinero volviera a nuestros pagos en rutas, escuelas, hospitales, al menos contribuíamos a una caja gubernamental que permite pagar los planes trabajar para mucha gente del conurbano bonaerense, aunque también lo usa el gobierno nacional para distribuir a su gusto el dinero a los diferentes gobernadores.
El asunto estallo cuando no solo subieron las retenciones de la soja al 44%, sino que aplicaron una “tablita” en la cual se establece un precio tope para la soja, el trigo y el maíz. Esta medida fue el cubo de hielo que derramo el vaso. El campo dijo basta, y si estuviéramos en un país con instituciones que funcionen, esto se debatiría en el Congreso Nacional, donde están los diputados que se supone deben representarnos y representar nuestros intereses. El campo dijo basta y salió a la calle, que es la única manera en la argentina de estos tiempos, de ser escuchados.
¿De que estaba lleno este vaso del campo? Estaba lleno de:
• El cierre de exportaciones de carne, precio máximo a la hacienda, haciendo que esta actividad dejara de ser rentable. Los que pudimos, dejamos atrás esa actividad, los que no pudieron, por el tipo de campo que tienen, siguen a duras penas, ajustándose el cinturón lo más posible y siendo espectadores de la desaparición segura de la ganadería en Argentina. Los argentinos consumimos gran cantidad de carne, y hoy estamos ante el serio riesgo de que el productor liquide vacas, y en el futuro el precio de la carne sea prohibitivo para la mayoría de la población a causa de la falta de hacienda.
• El cierre de las exportaciones de trigo. Aun con un saldo exportable positivo, las exportaciones están cerradas. El productor recibe un precio menor a lo que debería recibir por el precio internacional incluso descontándoles las retenciones. Es mas, hoy no hay ni siquiera un solo precio de trigo, porque se destruyo el mercado de trigo.
• El cierre de las exportaciones de maíz. El registro se abre, se cierra, se abre, se cierra.
• El sector lácteo tiene un precio de corte (léase precio máximo a la leche) que es bajo y pone su rentabilidad en peligro.
• Subsidios, que no-solo son promesas vacías, porque muy pocos cobran los subsidios, sino porque además el hecho de acceder a ellos deja al productor en una situación de “clientelismo” frente al gobierno.
• De retenciones que van directamente a las arcas del gobierno nacional, empobreciendo el interior del país. Es de conocimiento público que al bajar el precio de los cereales y la soja a través de las retenciones el productor recibe menos precio por tonelada, por consiguiente paga menos impuesto a las ganancias. Las retenciones son un impuesto del gobierno nacional no participativo con las provincias, y el impuesto a las ganancias si es participativo. Esto aumenta el “clientelismo” de los gobernadores e intendentes del interior hacia el gobierno nacional.
• Se empobrecen las zonas donde los productores vivimos y tenemos nuestras empresas, no vuelven las retenciones al interior en infraestructura: rutas, escuelas y hospitales.
¿Que queremos los productores?
Los productores queremos vivir en un país que sea viable. Un país donde uno pueda proyectar su empresa a lo largo de los años, pensando en inversiones a largo plazo. Recordemos también que cuando hablamos de inversiones hablamos de fertilizantes, insumos, semillas, pero también de tractores, sembradoras, cosechadoras e inclusive las famosas camionetas 4x4, indispensables en nuestros caminos maltrechos, que tanto dieron que hablar a nuestros gobernantes. Y tengamos presentes que esas maquinarias y esos vehículos los fabrica alguien, algunas empresas gigantes multinacionales, otras empresas familiares pymes. Pero unas y otras tienen empleados que todos los meses deben volver a sus casas con un sueldo para mantener sus familias.
Queremos tener empresas pujantes, que puedan crecer, que puedan incorporar mano de obra, que puedan aumentar su producción para que en la Argentina no falten nunca alimentos. Para que en el mundo no falten alimentos.
Queremos que nuestros pueblos sean ricos, que nuestros hospitales estén equipados con tecnología, que nuestras escuelas sean excelentes, que chicos egresados de las escuelas rurales o de nuestros pueblos tengan igualdad de oportunidades a la hora de elegir una carrera con el resto de los chicos de las grandes ciudades.
Queremos que nuestros gobernadores e intendentes dispongan en Provincias y Comunas de ingresos propios, gran parte aportados por nosotros (recordemos que teníamos un 35% de retenciones y nadie se quejaba y estamos pidiendo volver a ese 35%) para poder ser independientes del poder central. Queremos un país Federal, con autonomía de las provincias.
¿Por que volveríamos al paro?
Volveríamos al paro porque el gobierno nos entretiene con charlas de quincho, que no resuelven nada. Volveríamos al paro porque no queremos un país de matones, donde los que no pensamos como el gobierno somos amenazados. Volveríamos al paro porque no se resolvieron ninguno de los puntos que nos llevo al paro.
Es verdad que este es un paro de propietarios, de dueños de empresas, no de trabajadores a sueldo ni de desocupados. Aunque varios empleados rurales, y gente allegada al sector participo del mismo. Es un paro de gente que lucha por su dignidad, la dignidad de vivir del trabajo propio, la dignidad de tener pueblos ricos. No queremos subsidios, no queremos ser mantenidos o “clientes” del gobierno de turno y no queremos que nuestros gobernadores e intendentes lo sean.
Julieta: ya que la historia del pago es un pilar de laManuelaMolina permítame hacer una pregunta. ¿Eres descendiente de Miguel Lastra, aquel que fuera intendente a mediados de los '30? En verdad desconozco esto e ignoro si hay descendientes de aquel Lastra. Agradecería una respuesta (tuya o de quien supiere esto).
ResponderEliminarJorge: disculpa la demora en responderte, pero no sabia que habian puesto este articulo en la web.
ResponderEliminarNo soy descendiente de Miguel Lastra, ni sabia que habia habido un Lastra intendente en Los Toldos.
Gracias Julieta
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