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De punta en blanco nos espera Gabino. Camisa blanca y pantalón de vestir, y por supuesto peinado a la gomina. Gabino no escucha bien. Gabino carga con 90 años, para el 12 de abril cumplir los 91… y si bien la vida pesa, Gabino está muy lúcido… La entrevista se vuelve tosca de a momentos, la sordera, los malentendidos, las pocas ganas de hablar sobre algunos temas, la memoria que a veces no registra, las respuestas cortitas y al pie, hacen que sea una charla entrecortada y hasta desaventurada… pero de repente, casi sin querer, surge la pregunta mágica… ¿Tocaría una pieza Gabino?
Y entonces Gabino inconscientemente abre los ojos, se para al instante, y va en busca de su bandoneón Germany prestado. Lo toma con una fuerza que no aparentaba, se sienta casi automáticamente y empieza a tocar, toca Gabino, toca, toca sin parar, y los dedos se mueven al compás de las piernas y su vista se aleja, y la pieza fluye en el ambiente hogareño de aquel barrio signado por la cancha de Viamonte, como tantas otras veces. La música de Gabino llega al corazón de los que tenemos la gracia de estar justo, en ese mismo instante, frente a él. Gabino toca sin pifiarla ni un compás, la música (lo sospechamos) es la misma de siempre.
Gabino, cuando joven, vivió la gran época de los años de “The Royal”, la orquesta que fundara y puliera el gran Wilfredo Nicolari en Los Toldos del 50’. Catalán fue uno de los integrantes de la fila de los 4 bandoneones, junto al colega Roque Pagliaro, “el canilla” Ramos y el líder de la fila, el gran bandoneonista Don Ernesto “Mencho” Zallio, albañil, y responsable de las variaciones de la orquesta. Según lo recuerdan sus compañeros Gabino y Pagliaro, “un grande del bandoneón”.
Nacido en el año 1917, Gabino fue a la escuela con la hija dilecta de Los Toldos, la entonces Eva Ibarguren, en aquella Escuela 1 que funcionaba frente a la Plaza Bernardino Rivadavia del centro del pueblo. Y como Evita, él también cruzaba las vías del ferrocarril para volver a su casa. Gabino alternó sus días de infancia entre Los Toldos y La Tribu, de donde era su mamá Doña Catalán. Apenas creció Gabino, y ya hecho hombre a los 12 años, conoció el bandoneón. A partir de allí, su vida se transformó. “A los 13 ya salí con 5 o 6 piezas, tocando a los vecinos, o en los bailes familiares. En esa época estaban los tangos Derecho Viejo, 9 de Julio, y alguna otra piecita que ni me acuerdo”.
Gavino no aprendió en las escuelas de música a tocar el bandoneón. Fue un autodidacta. Se sentaba atento frente al aparato de la radio, y sostenía los sonidos con su pierna… “Yo fui dos veces a estudiar pero para mi no anduvo. Yo prendía la radio, escuchaba los tangos, le sacaba la nota y practicaba”. Y el encuentro con otros muchachos en la misma historia determinó su inclinación. Él recuerda a “los muchachos Pinto (…) No sabe como tocaban esos muchachos. Cuando los iba a visitar me traían el bandoneón y me decían, “tóquese unos tangos Catalán... “. ”Uno nace para eso, yo no conozco la música, siempre toque de oído, con personas buenas, Belluci, uno de Bayauca, que estaba encargado de la estación y le decían Pachala…”
Y entonces vino la propuesta de Wilfredo Nicolari para formar The Royal. Nicolari armó el grupo musical y fue organizando de a sectores la orquesta. Primero fue el turno de los bandoneonistas, luego los violinas, el piano, contrabajo, voces y entonces sí, a tocar. Hicieron el lanzamiento en el Club Social en Agosto del 1954. Desde allí, y durante dos años, tocaron en toda celebración que se hiciese en Los Toldos, y la zona: Carnavales, Bailes, Romerías, Cumpleaños, Fiestas de egresados, etc...
Gabino recuerda: ”Morse, Baigorrita, Gral. Pinto, Ameghino, después estuve tocando en Gral. O`Brien con un cuarteto sin nombre, (como los muchachos eran de allá no le habían puesto nombre). Tocábamos en el Prado Español, en el Italiano… yo también he tocado en la Tribu (no con The Royal), con un guitarrero que se llamaba Villa (de la Tribu), tocamos en River, en Zavalía. Yo no me acuerdo bien pero me acuerdo de La tribu, en los bares de Cuneo, de Pereyra, por la noche, cuando la tribu estaba llena…”
Gabino no habla mucho de aquellas épocas, “Uno cuando está en el escenario no aprecia lo que genera… Con las muchachas, siempre algo andaba… eso si (…) En aquel momento no tocábamos con micrófono ni ningún aparato… Que se yó… La historia del músico de aquel entonces… Tampoco grabamos nunca”. Y se lamenta Gabino al igual que se lamenta Roque Pagliaro. Pagliaro llegó a decirnos que le “hubiese encantado tener al menos un minuto de audio de aquella orquesta”. Pero la única posibilidad de grabación estaba en Junín, y en esa época las distancias eran mucho mayores, con el camino de tierra y la movilidad de los instrumentos… Aunque de poder rebobinar el tiempo hasta entonces, seguramente hubiesen hecho el esfuerzo de llegarse hasta esos improvisados estudios.
“Nosotros cobrábamos por tocar” Recuerda Gabino. Ahora te dicen “no podes ir a colaborar, tocar unos tangos… Y yo les digo ¿si se rompe una nota? Acá no te la arreglan, tenés que mandarlo a Buenos Aires”, analiza Gabino como si estuviera aún en aquellos tiempos. Y de algún modo lo está, nos cuenta que desde una radio local (Radio Centro) le propusieron tocar y grabar algunas piezas y que él ha aceptado, en compañía de Pocho Atadía y algunos más. Y ya se esta preparando…
Gabino ya no tiene su bandoneón, lo vendió vaya uno a saber porque razón… “Tenía un Bandoneón Doble A y lo vendí. Hace como 15 años que tengo el bandoneón de Juan Carlos Vera, contador del Banco Provincia. Y yo no tengo la dirección, pero quisiera devolvérselo. Ahora ando con ganas de comprar un Acordeón...” dice y mira al piso… Y entonces nosotros le decimos “Toque Catalán, toque…!” Y Catalán Gabino se repone y empieza a jugar con el aire dentro del fuelle. Y la melodía sale, e inunda el ambiente
Viéndolo así a Gabino, tocando, bajo la imagen de Jesús de Nazareth de un lado y la cruz del otro, a mí no me dan ninguna gana de decirle donde puede ubicar al ex tesorero del Banco provincia… Preferiría que se quede con el bandoneón prestado… aunque él claro, nobleza obliga, lo quiera devolver. Prefiero no decirle, y es más, si usted, amable lector, sabe del paradero del dueño, más vale ni lo comente… y que Gabino siga tocando. Que siga tocando Gabino… No sabe lo bien que lo hace.THE ROYAL
La Famosa Orquesta Toldense debutó en una noche cálida del año 1954 en el Salón de Fiestas del Club Social, frente a la Plaza Rivadavia, con un lleno total. Roque Pagliaro recuerda que el primer tema que tocaron fue el Tango “Seguime si podes” y que la sala explotaba de gente. Incluso hubo que abrir los ventanales para que la gente que se había quedado afuera pudiese ver la presentación dirigida por “el loco lindo Nicolari”.
Si bien la Orquesta no duró mucho tiempo, marcó una importante presencia en la cultura local debido a la excelencia musical de sus integrantes y sobre todo a la sutileza armónica de su director quien incorporó al repertorio piezas complejas como “lluvia de estrellas, tango sinfónico de Osmar Maderna.
Los integrantes fueron:
*Director: Wilfredo Nicolari
*La fila de los 4 Bandoneones estaba a cargo de Roque Pagliaro, Hugo “el canilla” Ramos, Ernesto “Mencho” Zallio y Gabino Catalán (Bandoneón)
*La fila de los violines estaba a cargo de Victor Martínez (1º Violín), Sanz, Antonino Ioca, y Fidel Lerda.
*El piano estaba a cargo de Bili Dernicci
*Pedro Maza en el contrabajo
*La voz estaba a cargo de los cantores “Titi” Bustillo y Saúl “el chuleta” Iturralde.
También estuvieron en alguna presentación Raúl Gadea en Violín y José Salomón en Bandoneón.
LA ORQUESTA A PLENO. Parados: Lerda; Sanz; Ioca; Maza; Bustillo / Sentados: Gabino; Zallio; Ramos; Pagliaro; y Bili Dernicci / Parado a la izq. El director Wilfredo Nicolari.
FOTO TOMADA POR LUIS MARTINEZ - GENTILEZA ROQUE PAGLIARO
22/5/08
Tóquese unos tangos, Catalán
Compañero de andanzas de Wilfredo Nicolari y eximio Bandoneonista de “The Royal”, Catalán Gabino es una de las historias vivas de nuestra localidad. Con 90 años, es el exponente de una época, y de uno de los mejores grupos musicales de Los Toldos. Aquí, el relato del encuentro.
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