La diputada nacional Graciela Camaño, presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales y precandidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires por el Duhaldismo, asestó un sonoro castañazo a su par oficialista Carlos Kunkel durante una reunión de la comisión que ella misma preside.
Camaño, a la sazón esposa del gremialista Barrionuevo, parece no haber podido tolerar que se le recordara el triste episodio en el que su marido incineró algunas urnas durante las elecciones del 2003 y que motivó la suspensión de los comicios en Catamarca. Por este motivo, el senador Barrionuevo estuvo al borde de la destitución y sólo lo salvó el voto del peronismo. Cabe aclarar que, además de de UCR y otros partidos menores, ocho senadores justicialistas votaron a favor de la expulsión de Barrionuevo, entre ellos la actual presidenta Cristina Fernández.
Más allá de los antecedentes, lo más interesante de la cuestión resultó la explicación que la Tigresa Camaño brindó acerca de su pugilístico accionar: “Fui víctima de la crispación” afirmó ante las cámaras de TN. Y la cadena nacional de gente linda y decente aplaudió la patriótica bofetada como si fuera el zapatazo que el periodista iraquí le arrojó a Bush
Este ejercicio de violencia explícita da por concluido el año legislativo en nuestro país. Un año que tuvo su momento más interesante en la promulgación del matrimonio igualitario y su período más bajo en el triste sainete del 80% móvil, veto incluido. Magra cosecha para aquellos que venían a renovar el Congreso. Pero diciembre asoma y les avisa a los legisladores que es tiempo de playa, sierras, arrecifes de coral, hoteles exóticos y desayunos americanos. Hasta es posible que agresora y agredido se crucen en algún spa de la polinesia. Nosotros, mientras tanto los aplaudimos o reprobamos, afirmando alguna tontería sobre el consenso y la lucha de clases y mirando por la ventana la pelopincho del fondo.
Camaño, a la sazón esposa del gremialista Barrionuevo, parece no haber podido tolerar que se le recordara el triste episodio en el que su marido incineró algunas urnas durante las elecciones del 2003 y que motivó la suspensión de los comicios en Catamarca. Por este motivo, el senador Barrionuevo estuvo al borde de la destitución y sólo lo salvó el voto del peronismo. Cabe aclarar que, además de de UCR y otros partidos menores, ocho senadores justicialistas votaron a favor de la expulsión de Barrionuevo, entre ellos la actual presidenta Cristina Fernández.
Más allá de los antecedentes, lo más interesante de la cuestión resultó la explicación que la Tigresa Camaño brindó acerca de su pugilístico accionar: “Fui víctima de la crispación” afirmó ante las cámaras de TN. Y la cadena nacional de gente linda y decente aplaudió la patriótica bofetada como si fuera el zapatazo que el periodista iraquí le arrojó a Bush
Este ejercicio de violencia explícita da por concluido el año legislativo en nuestro país. Un año que tuvo su momento más interesante en la promulgación del matrimonio igualitario y su período más bajo en el triste sainete del 80% móvil, veto incluido. Magra cosecha para aquellos que venían a renovar el Congreso. Pero diciembre asoma y les avisa a los legisladores que es tiempo de playa, sierras, arrecifes de coral, hoteles exóticos y desayunos americanos. Hasta es posible que agresora y agredido se crucen en algún spa de la polinesia. Nosotros, mientras tanto los aplaudimos o reprobamos, afirmando alguna tontería sobre el consenso y la lucha de clases y mirando por la ventana la pelopincho del fondo.
Update: una interesante lectura del episodio por Alfredo Romans para El parlante
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