24/8/08

Cine en La Biblioteca: "La Nación Mapuce"

El viernes 5 de septiembre a las 21:30 hs se proyectará en la Biblioteca Mariano Moreno la película LA NACION MAPUCE. Film precedido por críticas elogiosas y numerosos premios internacionales. Contaremos con la presencia de la Directora, Fausta Quattrini y del Productor, Daniele Incalcaterra.


Seguí leyendo...Sinopsis
Hoy, como ayer, la Conquista de la Patagonia avanza según la vieja lógica occidental del máximo beneficio, vía la explotación de los recursos naturales -reservas hídricas, minerales, petroleras- y toda la biodiversidad característica de las inmensas superficies de esta región.
Los Mapuce -Gente de la tierra- son un Pueblo Originario de la Patagonia, depositario de una cultura oral muy antigua, para quienes el territorio no es un ‘atributo’ sino un elemento constitutivo de su identidad. En este sentido, luchan para que el Estado Argentino respete la Constitución Nacional de 1994 que “(…) garantiza la posesión de las tierras que [los pueblos originarios del país] tradicionalmente ocupan…”.
En la película resuenan los interrogantes que se plantean los Mapuce y que también nos atañen como occidentales: ¿qué lazos unen a las personas que sienten pertenecer a un mismo Pueblo, a una Nación? ¿Cómo buscar su propia autonomía? ¿Cómo hacer valer el derecho ancestral a la tierra? Preguntas que, a su vez, alimentan la reflexión sobre conceptos fundamentales como “igualdad” y “propiedad privada”, conceptos sostenidos por “nuestra” Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

El contexto
En 1877, el lozano Estado Argentino resolvía el problema de las “fronteras internas” con meticulosidad anglosajona, como lo ilustra la declaración del general Julio A. Roca, entonces Ministro de Guerra, frente al Congreso de la Nación:
“Es necesario ir directamente a buscar al indio en su guarida, para someterlo o expulsarlo (...) Este puñado de salvajes (...) destruyen nuestra principal riqueza y nos impiden ocupar definitivamente, en nombre de la ley del progreso y de nuestra propia seguridad, los territorios más ricos y fértiles de la República”.
Las atrocidades cumplidas por las tropas de Roca, quien sería Presidente de la República en 1880, se inscribieron en la operación militar que pasó tristemente a la historia como Campaña del Desierto (1878–1885): la ofensiva final de un ejército ultra-equipado que, a través de destrucciones y ejecuciones masivas, “recuperó” el vastísimo territorio de la Patagonia, removió de allí a un Pueblo entero y, con ello, su derecho a la existencia.
La Campaña del Desierto fue financiada por la élite de Buenos Aires que compró anticipadamente lo que siempre había sido un territorio libre. Los estancieros bonaerenses (socios de la Sociedad Rural) le compraron al Estado 10 millones de hectáreas antes de la conquista y el “excedente” de tierra fue adjudicado en 1882 en remates de Londres y Paris.
En esos años, el debate político e institucional estaba impregnado por las teorías evolucionistas de Darwin o, mejor dicho, por un darwinismo social que, ampliando el concepto de selección natural, justificaba la extinción de las “razas inferiores y más débiles” como consecuencia “ineluctable del avance del progreso y de la civilización de los más fuertes”.


Se dice que la Argentina es un país sin memoria. En realidad es un país cuya fundación histórica se basa en la negación de la memoria, convertida en tabú. Ese muro de olvido que surgió después de la conquista de la Patagonia, obligó a los Mapuce a negar su propia identidad para poder sobrevivir.
Así, les fue robada una dimensión humana fundamental: el orgullo. Un orgullo capaz de revertir y anular ese sentimiento de vergüenza con el que los representantes del “progreso” los han ahogado, sentimiento al que muchos Mapuce han terminado por ceder y creer.
Sin embargo, actualmente, en América Latina toma cuerpo un fenómeno que desde distintas perspectivas se denomina despertar indígena y que podemos esquematizar como la lucha de los pueblos autóctonos basada en la afirmación de su identidad y su cultura. Así, los Mapuce también quieren ser tratados como sujetos políticos y no más como reserva de votos que los partidos tradicionales pueden comprar a través del ya clásico “clientelismo asistencialista”.
En 1994, el Estado Argentino adoptó el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales N° 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) con el cual se compromete a reconocer constitucionalmente “la pre existencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos” así como el carácter “pluricultural y multiétnico de su sociedad”.
Hoy los Mapuce quieren convertir estas palabras en una realidad, exigiéndole al Estado argentino el respeto de su propia Constitución. En 2006, por primera vez en la Patagonia, un juez de la provincia de Río Negro dictó una sentencia que reconoce el “derecho ancestral” a la tierra; este fallo cuestiona dos siglos de jurisprudencia anglosajona y de creencias fuertemente arraigadas en el inconsciente colectivo argentino.
El 14 de septiembre del 2007, después de 22 años de espera, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) aprobó en New York la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas: 143 naciones a favor, 11 abstenciones y 4 naciones en contra: Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos. El documento concierne a 370 millones de personas y responde a pedidos históricos fundamentales de las comunidades autóctonas en el mundo: derecho a la “autonomía o al autogobierno”, al control y posesión colectivos del propio territorio y de los recursos naturales, y derecho a la preservación de su cultura y tradiciones.

Nota de la autora
Transmitir a través de la oralidad, manteniéndose conectados a un presente que se renueva y se transforma incesantemente, o transmitir a través de la escritura, corriendo el riesgo de perder, con el correr de los siglos, la llave de acceso al verdadero significado de las palabras impresas, son dos opciones que debemos comprender como elecciones filosóficas. Estas elecciones influyen profundamente en el modo en el que un pueblo o una cultura imaginan proyectarse en el tiempo y el espacio. A través de la escritura o a través de la oralidad, el hombre puede cultivar su aspiración a la trascendencia, a lo espiritual y a lo divino. Para algunos el Libro es sagrado y para otros no existe.
La cosmología Mapuce afirma que el hombre (Ce) no se encuentra en el centro del Universo (Wajmapu), sino que es parte de una amplia red formada por innombrables formas de vida interdependientes (animal, vegetal, mineral), por fuerzas y por conocimientos diversos. En este sentido, la libertad de pensar y decidir del hombre no está orientada hacia la dominación y el control de la Naturaleza, con el fin de extraer de ella un beneficio exclusivo, sino que se orienta hacia la búsqueda de relaciones de igualdad e interdependencia que respeten el equilibrio con la Naturaleza. Este equilibrio es entendido como dimensión social, cultural y sagrada para los Mapuce.
Para nosotros, occidentales (depositarios de la cultura judeo-cristiana), el hombre es una forma de vida superior, situada en el centro de la creación para disponer de todas las demás formas vivientes y existentes. Así, la modernidad se auto-convenció de la necesidad de un ilimitado y constante crecimiento: nuestra civilización debe difundirse; nuestra población sólo puede crecer; nuestras economías deben expandirse; la tecnología debe proliferar y conquistar nuevos territorios y nuevos mundos. Por sobre todo, hemos decidido que una contracción significaría desastre y retroceso.
Sin embargo, esta expansión y crecimiento constantes significan ya un desastre: la mitología del progreso a toda costa ha alcanzado sus límites. Surge pues otro interrogante: ¿estamos dispuestos a sostener, en la práctica, que ambas visiones, la de los Mapuce y la nuestra, son importantes y deben poder cohabitar en el mismo planeta?


Biofilmografía de la directora
Fausta Quattrini nació en Locarno (Suiza) en 1964. Estudió danza contemporánea y obtuvo el título de arquitecto ETH (Swiss Federal Institute of Technology) en Zürich, antes de instalarse en París para trabajar como interprete en distintas compañías de teatro danza.
En 1996, fundó junto con el director Daniele Incalcaterra el Atelier Video de Palermo (Italia); la experiencia desembocó en la película colectiva Posso darle un facsimile?, que participó del Festival Internacional Jóvenes, Torino 1996.
En 1997, desde Vallegrande (Bolivia), junto con Incalcaterra realizó un documental multimedia difundido por Internet www.vallegrande.com.
Entre 2000 y 2002, realizó una serie de autorretratos que descubren la intimidad de un universo femenino explorando la relación entre el lenguaje, el cuerpo, la gestualidad y el video. Su primera película de esta serie fue Mandala 999 (69 min), presentada en el Festival Internacional de Arte de UNESCO, Paris 2000. Siguieron Traces fossilisées (26min), Locarno sessions (31min) y baiser de secours (6min).
En 2000, en la fabbrica, un terreno de una zona industrial en Losone (Suiza), se pone en escena al di là, una mixtura entre distintos medios de expresión.
Durante el 2003 y viviendo en Buenos Aires, se conectó con el Equipo Argentino de Antropólogos Forense y con H.I.J.O.S. (Asociación de Hijos de Desaparecidos) a partir de lo cual nace la película organizaciones horizontales (doc. 70min). El film fue presentado en el 5º BAFICI, el Festival International de Films de Femmes (París 2004), el Festival Internacional Cinema di Donne (Torino 2004) y el VI° Festival Internacional Derhumalc, Buenos Aires 2004
En 2003 realizó en Bolivia su primer largometraje, Contra-site (docu/ficción – 86 min.), junto con Daniele Incalcaterra. Obtuvo una mención especial del jurado en el Festival Latinoamericano de Santa Cruz (Bolivia, 2005), luego de haber participado de la 60° Mostra del Cinema di Venecia (selección Nuovi Territori, 2003), el Festival International de Toulouse (2004) y el 6º BAFICI (2004).
En 2003, en Patagonia, participó en el rodaje del documental de Incalcaterra, FaSinPat (Fabrica Sin Patrón). En 2005, como corolario de Contra-site, realizó Epicentro Vallegrande (docu/ficción – 79 min.)
La Nación Mapuce (doc – 96min), filmada en la Patagonia con la participación de las comunidades Mapuce de la provincia de Neuquén, es su ultima película. Fue presentada en diversos festivales internacionales y resultó ganadora con el Primer Premio Documental Italiano en el 25º Torino Film Festival.

Datos del productor
Daniele Incalcaterra ha realizado más de 15 películas como director, entre las que se destacan FASINPAT (2004 - documental - Primer premio Filmmaker 2005, BAFICI 04, Toulouse 2004), Contra-site (2003 -co-dirigida con Fausta Quattrini-, Selección Venecia 2003, BAFICI 2004, Toulouse 2004) y Tierra de Avellaneda (1992 - documental - seleccionado en Venecia 1993).
La Nación Mapuce de Fausta Quattrini es una de sus últimas producciones, dentro de las diez que ha realizado en su carrera. Entre otras pueden mencionarse El desierto negro de Gaspar Scheuer (2007, Premio Mejor Fotografía, 9º BAFICI), Mandala 999 de Fausta Quattrini y Souvien -toi de moi de Zaida Gorab (1993 – Selección Cannes 1994).


Ficha Técnica
Título: La Nación Mapuce
Idea original: Fausta Quattrini y Daniele Incalcaterra
Dirección: Fausta Quattrini
Guión: Fausta Quattrini con Lara Fremder
Producción: Daniele Incalcaterra, Buenos Aires
Co-producción: Fondazione la fabbrica, Losone y Repubblica e Cantone Ticino, Suiza
www.lafabbrica.ch.
Imagen: Fausta Quattrini y Daniele Incalcaterra
Sonido: Daniele Incalcaterra - Andrés Piñeyro - Gaspar Scheuer
Montaje: Fausta Quattrini
Composición de imágenes: Mariano Zimmermann
Mezcla de sonido: Santiago Rodríguez
Gráfica: Zeki de San Pablo

Con la Participación de la Confederación Mapuce Neuquina y de las Comunidades


Idioma original: Español y Mapudugun
Subtítulos: español
Datos técnicos: Argentina-Suiza-Italia / 2007 / Color / Beta Digital 16:9 / 96min. / Stereo

3 comentarios:

  1. Yo creo que los hacen martiles a los indios ya que se prenden de todo lo que reparte el gobierno, a las petroleras si les sacan plata la tierra les importa un carajo, en la cordillera quieren criar los animales alrededor de la casa. no avanzan jamas solo depredan el alrededor y luego quieren ir al campo de al lado y despues al siguiente.

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  2. los indios se hacen los que??

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  3. tuve la oportunidad de leer los libros publicados por el padre Meinrado Hux y otro sobre los mapuches, ranqueles, la historia de Sayhueque y con respecto a la conquista del desierto y en ese punto quiero expresarme que en muchos casos fue un genocidio perpetrado por las fuerzas del gobierno, ya que muchas tribus querían la paz vivr en sus tierras tranquilos como los delas zona de los manzanares, aunque otros como los ranqueles azotaban las poblacionespero asi y todo se tuvo que buscar una solución pacífica y no el aniquilamiento que se hizo como por ejemplo con los onas en el sur del pais.

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